lunes, 6 de mayo de 2013

El revés de Lacan 1ra reunión (2da parte)


Gerardo: el tema de vuelta sería que no es que está todo el psicoanálisis invalidado, invalidado en el sentido del contrapsicoanálisis; da la impresión de que habría que ir contra el psicoanálisis globalmente.

Comentario: no contra el psicoanálisis simbólico-imaginario del mismo, por eso es un revés contra él mismo, cambia la primacía.

Gerardo: cambia la supremacía y se reinstaura lo real en la dimensión de la conducción, pero eso no implica que en el principio de un análisis, con lo que uno intenta hacer con el deseo del analista, no esté en juego eso. Sabiendo donde hay que llegar, uno puede alimentar o no determinadas cosas desde el principio, este es el tema.

Lito: me parece que hay un intento de Miller, y de Lacan, de formar al analista desde otro lugar.  Formar al analista desde otro lugar significa poder trascender nuestro pensamiento. Nuestro pensamiento con Lacan en nuestra formación es causalista, lo busques a lo largo de toda la enseñanza de Lacan hasta el final de su obra, hasta el seminario XXIII; a partir del XXIII en adelante el pensamiento deja de ser causalista.
Cuando Lacan intenta construir una idea de lo real como tyché inmediatamente trata de articularlo con la causa con el automatón. Toda la enseñanza de Lacan va a favor del racionalismo cartesiano, porque aunque él quiera salir y lo debate, está siempre en juego, ¿por qué?, porque en el centro de la formación del analista está la subjetividad.
Entonces el paso que da acá Lacan, el intento que hace (no nos olvidemos que sus seminarios están hechos para formar analistas, que junto con el análisis él daba sus seminarios para analizarse él y para formar analistas), el gran intento es cómo abordar un psicoanálisis sin el racionalismo cartesiano, o sea sin subjetividad, es decir sin causalidad y sin sujeto.

Comentario: el concepto de “sujeto” implica suponer a otro.

Comentario: lo básico es la posición del analista.

Lito: el deseo del analista

Comentario: pienso en lo que decía Gerardo, es diferente estar advertido de ese real que puede aparecer en esos primeros momentos para ir en esa dirección y no estar confiriendo sentido.

Lito: yo creo que es un paso más todavía, y el paso es que hay que pensar las cosas de otra forma. Eso se ve en una película, a mí me parece verlo en la película de Darín. Entre Darín y el alumno hay un gran debate en juego, alguien que piensa todo el tiempo que no hay nada que no tenga sentido, o sea que no hay nada que no tenga causa, porque el significante es causa de sentido; todo tiene una causa, parece claramente un paranoico. Cuando Miller dice en Comandatuba que la relación con el otro lo único que genera es paranoia me parece que en esa película se ve muy bien. Y el otro punto que es más del lado de la física cuántica, más del lado de pensar las cosas con no todo tiene causa, ahí hay una cuestión que hasta tendríamos que investigarla desde la filosofía.

Comentario: hay dos vías para interrogar el deseo del analista: una, lo que dice en “La ultísima enseñanza”, de Freud como solitario, Lacan con su síntoma; y la otra vía es, qué se hace con el grupo en el análisis.

Comentario: ¿cómo, “el grupo”?

Lito: en la pareja del analista-analizante.

Comentario: me parece que la parte de interrogar el deseo del analista con Freud solitario, uno de los traumatismos de Lacan es encontrarse con esa elaboración simbólico-imaginaria del inconsciente de Freud, y ahí lo que él crea o inventa y trata de abordar; y por otro lado la noción de causa no de Descartes solamente.

Lito: de Aristóteles también.

Comentario: todo este pensamiento causalista me parece que viene como una plomada de Spinoza.

Lito: sí, porque es cartesiano, todo cartesiano es causalista y determinista, pero viene desde Aristóteles. Ya en Aristóteles, cuando empieza con las categorías de las causas, introduce el azar como causa, que es lo que le sirve a Lacan para escribir en el Seminario XI tyché y automatón. La noción de causa nace con el pensamiento lógico, la causa es parte de la lógica. Pero la noción de causa misma, como un traumatismo, está instalado en el pensamiento. En ese sentido Heidegger se puede acercar, no quiere decir que Lacan sea heideggeriano ni mucho menos, pero todo el pensamiento presocrático es un pensamiento sin causa, no se apoya en la causalidad de ningún tipo, no hay causa.

Comentario: lo que vos decís de introducir el azar como causa ¿lo planteás desde los presocráticos?

Lito: no, desde Aristóteles. Es Aristóteles que en la física sostiene que el azar es una de las causas. Es sencillo: te ganaste el prode y a partir de ahí tu vida te cambió, tan sencillo como eso. Te ganas el quini 6 y tu vida cambia. Ahí tenés el azar como causa, es puramente azaroso eso, algo pasa a partir de eso, se produce algo. ¿Qué es causa? Es “si a entonces b”, eso es la causa, no es nada más que eso. Leibniz es quien pone en la lógica la causalidad, con la causa suficiente, el concepto de razón suficiente.
Ahí hay todo un debate que tenemos que dar, y el intento de Miller es ir avanzando en un psicoanálisis que no sea pensado en relación a la causa. Podemos tomarlos con “La causa freudiana”. Hay una frase que nosotros trabajamos mucho con Gerardo en el Seminario XXIII que es: “mi real no tiene nada que ver con “La cause freudienne” (la causa freudiana)”, qué es el real sin ley que él trabaja en la Conferencia de Comandatuba. “Real sin ley” quiere decir  que lo real  no es causa de nada.

Comentario: ¿y por qué somos la “Escuela de la Causa”? (Risas)

Lito: vamos a dejar de serlo (risas), vamos a ver si vamos a seguir siendo la Escuela o seremos el instituto ahora. (risas)
Comentario: es una pregunta importante, que se interrogue la causa, que se llegue a un pensamiento sin causa, no quiere decir que al momento de expresarlo no se caiga de vuelta en que hay que instalar la causa, porque no se puede transmitir eso, a la sociedad, al grupo, este “sin causa”.

Lito: este sería el debate, ¿hay discurso o no hay discurso que no sea del semblante? Porque si hay discurso, el discurso del analista no es discurso que no sea del semblante. Entonces cuando Lacan, en el Seminario XVIII, dice “De un discurso que no fuera del semblante”, es un proyecto, y éste es un proyecto que retoma Miller, y que Lacan no puede resolver en el XVIII  pero que después lo retoma en sus últimos seminarios. Esta es la cuestión, sino no se puede pensar el psicoanálisis, si no hay un discurso que no sea del semblante. Si hay discurso hay semblante, es una contradicción, pero sin embargo uno tiene que pensar que hay dos cuerpos que se encuentran una o varias veces por semana en un lugar, uno habla, el otro está ahí escuchando, ¿hay efectos que vayan más allá de la palabra, que vayan más allá del discurso del semblante? Porque, ¿qué es un discurso si no es lazo social? ¿Hay lazo entre el analista y el analizante que no sea un semblante? Esta es la pregunta.

Comentario: me parece que esa lógica de discurso Gerardo lo trabaja en el libro “Un nuevo concepto de inconsciente” cuando habla del apoyo, del asiento del decir, de un decir que puede motivar no el discurso sino que se diga otra cosa en el lugar del decir, y ahí ese lugar, ese apoyo, tiene que ver con el goce.

Comentario: es lo que dice en el XXIII.

Comentario: tampoco nos quedemos con un discurso que no sea del semblante y seguimos machacando con eso, puede ser un decir.

Comentario: lo importante es que no existe causa pero existe depósito aluvional? que tiene que ver con una cierta lógica aluvional, donde el diálogo de dos cuerpos algún dado cargado tiene.

Lito: se dan cuenta que todo el tiempo estamos pensando con una categoría simbólica, y en esta parte de la enseñanza, sobre todo en el último seminario y el anteúltimo, “El momento de concluir”, Lacan puede aseverar que lo simbólico es obstáculo para poder acceder a lo real, y que a lo real se accede solamente del lado de lo imaginario. Entonces si a lo real se accede solamente del lado de lo imaginario, hay que esperar un poco, suspender las cosas, y ver qué significa eso, porque realmente hasta ahora no lo tenemos claro.

Comentario: por supuesto, pero vos fijate que los animales no tienen imaginario porque no pueden desdoblar lo real de lo imaginario porque no tienen simbólico. Hay imaginario donde hay simbólico, pero una cosa es raificar lo simbólico, eso se ve muy bien en el final del Banquete cuando habla del asno, esa cosa del asno de Víctor Hugo. Lacan cita el asno de Víctor Hugo, una especie de protesta contra el saber parecida a la de Goethe, el que se queja de la ciencia, Fausto, este es al asno… pero ojo que contrapsicoanálisis no es en contra sino un corte que hay que hacer, “contra” en el sentido de ir de arriba para adelante y de adelante para atrás.

Gerardo: si el principio del análisis o la instalación del Sujeto supuesto Saber el final del análisis.

Comentario: es el deser, anulación subjetiva y deser del analista.

Lito: Vuelvo a decir, estamos el Seminario XV, XVI, me parece que hay un paso mucho más grande en Lacan. Cuando Lacan dice, ¿qué se espera de un A.E.?, que sea alguien que en las sombras o sin luz pueda reconocer un nudo borromeo. ¿Qué quiere decir con eso? Yo lo único que entiendo de esa frase es que la falta de luz es sin iluminismo y  sin iluminismo es sin causa sin razón; ahora cómo se hace eso y de qué se trata no tengo idea.

Gerardo: ahí hay un punto, que reconozca un nudo borromeo, ergo, que el nudo borromeo implica en el contrapsicoanálisis reinstalarlo. Porque en el caso de la histeria, en el caso de los pacientes que están bajo transferencia, ese nudo no existe como tal, existe el simbólico que ha subsumido al imaginario y al real no bajo la forma del nudo borromeo. Entonces instalar el nudo borromeo es hacer un corte en lo simbólico que reinstale el nudo borromeo. Ahora, cómo seguir de ahí en adelante. Cuando vos hiciste el contrapsicoanálisis, que es en verdad un corte, es lo que vos decís, es en la oscuridad, cómo conducirse con un nudo borromeo.

Comentario: ¿cómo reinstalarlo decís vos?

Gerardo: ya está reinstalado, porque si uno no reinstala el nudo borromeo con ese corte…

Lito: desde ya es para un A.E., pero decime algún testimonio, algo de un A.E. que nos haga pensar que eso sucedió.

Gerardo: no, no creo mucho, por lo menos no lo hemos visto.

Lito: es algo que no hemos visto, pero no quiere decir que eso no haya sucedido, a lo mejor no lo hemos visto porque todavía no hicimos desde nuestro, desde el lugar donde vemos, porque ahí se trata justamente de la mirada, desde el lugar donde miramos, todavía no podemos darnos cuenta de lo que está diciendo Lacan con eso, porque para eso hace falta que sigamos haciendo la crítica a la causalidad, al sujeto, al Sujeto supuesto al Saber, a los discursos, a las formulas de la sexuación.
Hay algo que me parece que también es el contrapsicoanálisis, que es empezar a pensar el psicoanálisis desde otro lugar, verlo desde otro lugar, la mirada sobre el psicoanálisis que sea desde otro lugar desde donde lo veíamos hasta ahora. Si decimos cómo mirábamos el psicoanálisis, lo mirábamos siempre con la noción de causa. Cómo abordamos hoy en día un paciente, cuando decimos lo que decimos de un paciente, en las supervisiones, en la forma nuestra de hablar, siempre está la idea de causa, porque está incluida en nuestra vida la idea de causa. El hombre, desde Aristóteles hasta acá, vio el mundo desde el lugar de la causa.

Comentario: estamos metidos en lo simbólico.

Lito: estamos metidos en eso, ahora, cómo pensar que eso que nos da la mirada del mundo que nosotros tenemos en realidad es un obstáculo. Lo bueno de este grupo, como venimos trabajando, es que damos pequeños pasitos que nos van llevando a ver si podemos ubicar la cosa desde otro lugar.

Gerardo: acá me parece que hay que despejar un poco más lo de la fixation. La última parte de la clase 9, me gustaría dar dos o tres cosas porque estamos hablando de eso. En la última página, antes del “Más allá del pase”, cuando habla de las entrevistas preliminares, dice:
“Tenemos, en primer lugar, lo designado como “entrevistas preliminar”, de duración más o menos prolongada, a lo largo de la cual el analista tradicionalmente tenía que apreciar la capacidad de quien se presentara para hacer un análisis y la probabilidad de que un análisis le hiciese bien. La capacidad para evaluar era, ante todo, algo así como -digamos- su relación con el sentido. Tuve hace poco la ocasión de constatar que rehusarle hoy a alguien un análisis, no tiene en absoluto el sentido que tuvo en otros tiempos y no era susceptible de pasar por el mismo tipo de evaluación (ahí está planteando lo que era la época de Freud y la de Lacan también, la actual), porque el análisis, así como las terapias que de él derivan, aparecen en la actualidad incorporadas al orden de los derechos humanos. Pero podemos ver bien lo habilitado por esta constatación que yo hacía”.
En el orden de los derechos humanos Miller deduce que no se le puede negar a nadie el acceso al sentido. En el caso freudiano se le negaba eso a aquellos que uno veía una posibilidad de no estar  bien tramados en el sentido, que podían derivar en una psicosis, y que no eran capaces de transferencia, se hacia el análisis de prueba para eso. Entonces el psicoanálisis estaba orientado por el psicoanálisis de prueba, que constataba la posibilidad transferencial, y de un arreglo con el sentido, esto es lo que dice acá. Cuando dice ha sido incorporado a los derechos humanos, él lo incorpora, se le ocurrió que nadie puede no tener acceso al sentido, que al tipo que viene a reclamar sentido no le podés decir que no.

Lito: ojo que los derechos humanos no son el ideal del analista, todo lo contrario, por los derechos humanos se han hecho las peores cosas en el mundo.

Gerardo: seguro, pero acá lo que está planteando es que él toma eso de los derechos humanos, que no se le puede negar el derecho al sentido.

Lito: como una demanda social. Hay una demanda social que dice que un analista no podría  negar eso, como decir que un médico no podría dejar morir a un enfermo, es lo mismo para el psicoanalista, los derechos humanos son los derechos del amo.

Comentario: para todos por igual.

Lito: para todos por igual, por lo tanto son los derechos del amo los derechos humanos.

Gerardo: pero acá cambia la óptica freudiana diríamos.

Lito: y la lacaniana también, ¿por qué?, porque Lacan tenía un punto, ¿a quién no analizaba Lacan?, a los canallas, ya a los psicóticos los analizaba. Es también esta cuestión, no es que se puede o no se puede, sino que de lo que se trata es que es otra la perspectiva, ¿desde dónde decís que “no” a un canalla? Desde los derechos humanos.

Gerardo: sigo un poco, me gustaría ir al nudo del asunto:
“En efecto, a las entrevistas preliminares le sigue ese lapso maravilloso, aislado como tal por los analistas -los americanos hablan de luna de miel del análisis- y, a continuación, el período que se extiende hasta el pase, marcado por una resolución del deseo de la que da cuenta su deflación.
Pero hay un más allá del pase en el análisis -y es en ese más allá donde Lacan fue el primero en avanzar. Esta zona todavía mal conocida, mal pensada -conocida y experimentada pero insuficientemente pensada-, Lacan intentó aparejarla a su nudo borromeo. Remarquen que allí las categorías en juego son lo real, lo simbólico, y lo imaginario; ni el inconsciente, ni los conceptos freudianos están presentes como tales, ni ocupan en absoluto un primer plano”.
Cuando el sujeto queda ubicado frente al nudo borromeo ya dice ni el inconsciente ni los conceptos… 

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