viernes, 24 de mayo de 2013

La identificación (Parte II)


   

Clase del 30/06/99
Lito Matusevich

Luego en 1966, fecha en la que compila sus Escritos, coloca un llamado a pie de página donde ubica en su esquema el fantasma en el lugar de la relación especular, y es porque ya separó lo imaginario de lo simbólico.
No hay significante que se pueda significar a sí mismo, es ahí donde Lacan empieza a construir la lógica del fantasma, pero eso será tema para otra reunión.
Me parece que es interesante porque muestra las consecuencias que se generan de pasar de la identificación con a la identificación de. ¿Se dan cuenta? Lo que yo decía al principio, sustituí el “con” por el “de”. Tiene todas estas consecuencias, ahora hay que definir lo imaginario a partir de lo simbólico. Sigamos leyendo.

(Cita)
“Es una forma fácilmente concebible y que se aplicará tanto al efecto que acabo de decir, como al de la formación de una imagen, incluso virtual, en la naturaleza por intermedio de una superficie plana, sea la de un espejo o la que he evocado hace años, la superficie del lago que refleja la montaña.”

Lito: Hay una cosa que me parece que es interesante: ¿ustedes tienen un perro? Si tienen un perro pónganlo delante de un espejo, ¿y qué pasa? No pasa nada, a veces ladra, pero la mayor parte de las veces no pasa nada. Lo que van a encontrar es la indiferencia, inclusive los animales cuando se miran en un lago son indiferentes a su imagen especular. Esto demuestra también cómo en el humano hay una fascinación por esa imagen, porque hay otra dimensión en juego, no es solo la dimensión etológica. Una imagen, ¿cómo funciona para un animal? Tiene un desencadenamiento de orden neurológico, pero no produce fascinación, produce una conducta, frente a la fascinación que produce en el ser humano esta relación con la imagen especular. Y para ser una imagen especular, para tener el valor de imagen como tal, es por una construcción significante, es sorprendente pero es así.
Insisto en este punto, me parece que es un punto muy importante porque cuando los lacanianos hablamos de imaginario muchas veces no sabemos de qué estamos hablando. Porque no es el mismo concepto según en qué momento de los desarrollos de Lacan lo abordemos, como no es el mismo concepto de imaginario cuando lo define como lo que consiste, habla ahí de una consistencia lógica, entonces lo imaginario tiene todavía una dimensión mucho más formal. Sigamos.

(Cita)
“¿Es esto decir que, como la tendencia, tendencia que se extiende bajo la influencia de una especie de embriaguez que alcanza recientemente al pensamiento científico por el hecho de la irrupción de lo que no es en el fondo sino el descubrimiento de la dimensión de la cadena significante como tal, pero que de muchas maneras va a ser reducida por este pensamiento a términos más simples -y muy expresamente es lo que se expresa en las teorías llamadas de la información-, es decir que sea justa, sin otra connotación que resolvernos a caracterizar la ligazón entre los dos sistemas, donde uno es por relación al otro, la imagen, por esta idea de la información, que es muy general, implicando ciertos caminos recorridos por ese algo que vehiculiza la concordancia biunívoca?
Aquí yace una gran ambigüedad, quiero decir aquella que no puede conducir más que hacernos olvidar los niveles propios de lo que debe comportar la información si queremos darle otro valor que la onda que no conduciría finalmente sino a dar una suerte de reinterpretación, de falsa consistencia a lo que hasta aquí había sido subsumido y esto desde la antigüedad hasta nuestros días, bajo la noción de la forma, algo que toma, envuelve, comanda los elementos, otorgándoles un cierto tipo de finalidad que es, en el conjunto de la ascensión de lo elemental hacia lo complejo, de lo inanimado hacia lo animado, algo que tiene, sin duda, su enigma y su valor propio, su orden de realidad, pero que es diferente –es lo que intento articular aquí con toda su fuerza- a lo que nos aporta de novedoso, en la nueva perspectiva científica, la puesta en valor, el desprendimiento de lo que es aportado por la experiencia del lenguaje y de lo que la relación significante nos permite introducir como dimensión original que se trata de distinguir radicalmente de lo real bajo la forma de la dimensión simbólica. No es, ustedes lo ven, por allí que abordo el problema de lo que va a permitirnos despejar esta ambigüedad.”

Lito: O sea, que no se mete en todo eso sino va otra parte. Bien, veamos a dónde va.

(Cita)
“De aquí en más, asimismo, he dicho lo suficiente para que ustedes sepan, hayan sentido, aprehendido en esos elementos de información significante, la originalidad que aporta el trazo, digamos, de serialidad que ellos comportan, rasgo también de discreción, quiero decir de corte, esto que de Saussure no ha articulado mejor ni de otra manera que diciendo que lo que los caracteriza a cada uno, es ser lo que los otros no son.”

Lito: Y ahí está la definición diacrítica, dice de Saussure, pero introduce algo llamativo, que es hacia dónde va a ir y lo que va a tomar de Freud del texto Psicología de las masas y análisis de yo, del capítulo sobre las identificaciones, es el hecho de la serialidad, toma de allí la cuestión de que sea uno diferente de otro. Y lo que a él le interesa es justamente eso: que cada significante definido diacríticamente es uno, pero uno que es absolutamente diferente a otro. Tal es así que ese uno marca una diferencia no del orden cuantitativo ni del orden cualitativo. Uno podría decir un significante es diferente a otro porque uno es rojo y otro es verde, ahí tendríamos una diferencia cualitativa marcada por una cualidad perteneciente al significante. Como el significante es anterior a toda cualidad no podría ser una diferencia por la cualidad, es obvio. Tampoco por la cantidad, porque uno podría decir que un significante es diferente a otro porque uno pesa 10 kilos y otro pesa 20 kilos, o uno mide la longitud de la onda del sonido y otro mide otra cosa. Entonces, tampoco es la cantidad porque la cantidad para que aparezca también es necesario el orden del significante, o sea una serie. Bien, tanto para la cantidad como para la cualidad decimos que necesitamos primero esta serie de unos, unos diferentes de otros. Pero diferentes absolutamente. ¿Qué quiere decir? Quiere decir que no son diferenciables ni por cantidad ni por calidad sino por ser diferentes. ¿Está claro eso? Va a volver varias veces a esto, porque esto es la base, en última instancia, de este seminario.

(Cita)
“Diacronía y sincronía son los términos a los cuales les he indicado referirse, aún todo esto no está plenamente articulado, debiendo ser hecha la distinción de esta diacronía de hecho: demasiado a menudo ella es solamente lo que es apuntado, señalado en la articulación de las leyes del significante.”

Lito: Eso es claro ¿no? la diacronía es siempre la serie.

Clase: No me quedó claro la diferencia absoluta, entendí las distinciones, los por qué no. Digamos, por qué no podés tomar como una diferencia cualitativa o como una diferencia cuantitativa, pero me queda la cuestión de que son uno, son diferentes entre sí, pero uno los reconoce como significantes a todos. Hay algo que los hace reconocer a todos como significantes pero son diferentes.

Lito: Sí, es eso que vos decís, la dificultad que uno tiene cuando habla de significantes. Por eso Lacan, más adelante, para poder situar esto necesita un neologismo y habla de essaim; essaim S1 en su valor de rasgo suena como enjambre. El problema es que cuando nosotros decimos los significantes, ¿qué hacemos? En la serie hacemos esto, producimos un corte donde a partir de excluir un significante en esa serie nombramos a todos los demás. Eso es hablar de significantes porque se filtra inmediatamente algo que es del orden de la significación.

Clase: ¿O sea que es por el efecto que produce, que es del orden del efecto?

Lito: Primero es del orden del efecto de significación, y segundo porque vos estás hablando, estamos utilizando un universal, un universal del significante. Es cierto que eso existe, existe el universal de los significantes. Pero en su definición misma, no en el lugar del sentido, de la significación, cada significante en tanto es una diferencia de otros, en relación a otros significantes; es en esa relación donde se sitúa este tema del significante en su diferencia absoluta. Es difícil de entender, te voy a traer un ejemplo que da más adelante, me adelanto a lo que viene, esto va a la definición misma de rasgo unario. Hay una teoría que se desprende de Lacan que es contar con la relación biunívoca, es anterior a la cuenta de la serie 1,2,3,4,5… ¿sí?, cuando un cazador -toma ese ejemplo- sale a cazar y en cada caza hace un palote sobre un hueso que representa cada vez que éste salió a matar animales; cada una de estas marcas podrían ser diferentes en su tamaño, ser diferente en relación a su espesor, podrían inclusive ser marcadas con colores diferentes, todo eso no importa. Y es cierto que uno podría pensar que hay una diferencia cualitativa o cuantitativa en relación a cada una de esas marcas. Pero como marca que retiene en sí la unidad de la caza o de la unidad de cada vez que el sujeto salió a cazar, esa rayita, esa diferencia no es una diferencia cuantitativa ni cualitativa, solamente es una diferencia marcada como absoluta. En el sentido que mantiene absolutamente una unidad, pero es la unidad de una, una, una, una, una de cada una de las veces que este sujeto salió a cazar. Y esa unidad que requiere esta marca no es definible en una diferencia cuantitativa o cualitativa, sino solamente es diferente en una diferencia que llamamos absoluta porque no es ni cuantitativa ni cualitativa. Podrían ser estas rayas absolutamente iguales, sin ninguna diferencia, y sin embargo funcionan como diferentes, porque cada una retiene una relación con el hecho de la caza diferente a otra. Otro ejemplo, sería lo mismo el tren de las 10:15’ marca una relación no cuantitativa ni cualitativa, porque uno podría estudiarlo cuantitativa o cualitativamente. Por ejemplo el horario de las 10:15’, el de las 14:30, el de tal cosa, tal otra y decir, sí, ahí hay algo cuantitativo por el horario, sino yo pierdo el tren. Hay un aspecto que es el de la significación que podría tomar, pero hay un aspecto que es que cada uno de esos 10:15’ funciona en relación a los otros que marcan nada más que distintos trenes, como diferencias.

Clase: Me perdí, cuando vos hablás de las marcas, cada una de ellas es significante o el conjunto de ellas.

Lito: No, cada una de ellas.

Clase: Sí, lo pensaba por el lado de hacer serie.

Lito: Pero ahí no hacen serie. Cada una es una en sí misma absolutamente diferente a la otra y no hacen serie, ésta es la idea. La marca como tal que está fechada acá diacríticamente es una cadena pero que todavía no hace serie. Una serie significa ya otra cosa, que diga 1, 2, 3, 4... nombrarlas, numerarlas, etc.

Clase: Pero podría pensarse que cada una de las marcas es diferente a las otras porque se refieren... o sea por la cadena significante, digamos, por las cuales se han relacionado cada una.

Lito: Uno podría decir, fíjate, va más allá todavía, que introduce la diferencia en lo real casi. Uno podría decirlo así, porque si yo en vez de poner la caza pongo ovejitas para contar, y digo, cada una de estas marcas es una ovejita, cada vez que meto las ovejitas en el corral y miro cada marca, tiene que haber una ovejita por cada marca. Y al final si entraron todas las ovejitas, a cada una le correspondía una marca. Estas marcas que él introduce, es cierto, es una diferencia entre las ovejitas, pero cada una de estas marcas es una diferencia, porque una es de una ovejita, otra de otra ovejita, pero es una diferencia.

Clase: No sé si queda más claro con eso.

Lito: Sí, pero lo que pasa es que tenemos que avanzar, porque ese tema es exactamente el concepto de rasgo unario. Y hay ahí dos conceptos en juego que son: la relación entre la marca y el objeto. La demostración de Lacan es que cada una de estas marcas en tanto relacionada con un objeto produce un efecto de pérdida del objeto pero una retención de la duplicidad de la marca. Lo uno, lo que vale, lo que le queda a la marca del objeto es cada marca que tiene el valor de uno, de unidad. Pero es una unidad marcada por la diferencia, no es una unidad de la totalidad, eso se lee claro porque cada una representa una ovejita ¿no?

Clase: ¿En ese sentido la serialidad sería anterior?
Lito: Un paso anterior. Y el ejemplo famoso de Juan, Pablo y yo, tengo tres hermanos muestra que para constituirse la serialidad es necesario un paso más que una marca, es la introducción del sujeto. Hasta que no se introduce el sujeto no hay serie.

Clase: ¿Hasta ahí teníamos la mirada del otro nada más, en la serie habría la introducción del sujeto?

Lito: Y sí, por lo menos constitución del sujeto. Es un tema que hay que darle vueltas y preguntárselo, porque no es fácil. A mí la primera vez que leí diferencia absoluta me pareció que era una locura decir “diferencia absoluta”, la diferencia que se piensa es de una con otra, ¿cómo va a ser diferencia absoluta? ¿Dónde está lo absoluto de la diferencia?

Clase: Es lo que Saussure llama “pura diferencia”.

Lito: Es lo que Saussure y Lacan piensan con el principio diacrítico de Saussure, que es una pura diferencia. Es interesante, es cierto, tan pura es esa diferencia que ninguna otra diferencia es posible de ser pensada si no es partiendo de esa. Lo que pasa que no es algo observable, no, es algo que es un esfuerzo de construcción lógica. Me gustaría que sigan cuestionando todo esto, porque cuanto más lo cuestionemos más nos vamos a acercar al concepto de diferencia absoluta, que es el primer paso para poder entrar en el concepto de significante a-semántico, del nombre propio, el concepto de letra, de rasgo unario.

Clase: Es justamente la dificultad que tiene aprehenderlo.

Lito: Estamos de acuerdo que podrían ser absolutamente iguales cada una de estas marquitas y sin embargo en la relación con la experiencia, llamémosla así, cada una de estas marquitas toma un rasgo diferencial, es una. Claro que nosotros estamos muy metidos en la serie.

Clase: Claro, es difícil atraparlo antes.

Lito: Antes, y hay que pensarlo como si uno no está en la serie, imaginarse que es un hombre de la prehistoria y que sale a cazar y la única forma de registrar eso para no olvidarse es hacer una marca, tiene un valor libidinal, es lo que hacía Sade. Sade hacía marca con cada una de sus experiencias. Seguimos un poco más en el texto.

(Cita)
“Dada la diacronía de derecho por donde reencontramos la estructura, asimismo la sincronía no es decirlo todo, lejos de ahí, implica la simultaneidad virtual en cierto sujeto supuesto del código, pues es volver a encontrar aquello de lo que la última vez encontraba, hay para nosotros una entidad insostenible.
Quiero decir entonces que no podemos contentarnos de ninguna manera con recurrir a esto, pues no es más una de las formas de lo que denunciaba al final de mi discurso de la última vez bajo el nombre de Sujeto supuesto Saber. He ahí por qué comienzo de esta manera este año mi introducción a la cuestión de la identificación. Se trata de partir de la dificultad misma, aquella que nos es propuesta por el hecho mismo de nuestra experiencia, de donde ella parte, de eso a partir de lo cual nos es necesario articularla, teorizarla. Es que no podemos en modo alguno, ni siquiera como aproximación, promesa de futuro, referirnos como Hegel lo hace, a alguna terminación posible. Justamente, porque no tenemos ningún derecho de plantearla como posible del sujeto en algún saber absoluto.
Este Sujeto supuesto Saber tenemos que aprender a prescindir de él en todo momento. No podemos recurrir a él en ningún momento, esto está excluido por una experiencia que tenemos ya desde el seminario sobre el deseo y sobre la interpretación -primer trimestre publicado- es muy precisamente lo que me ha parecido en todo caso, no poder ser suspendido de esta publicación, pues está ahí el término de toda una fase de esta enseñanza que hemos hecho y es: que ese sujeto que es el nuestro, este sujeto que me gustaría hoy interrogar para ustedes a propósito de la demarcación cartesiana, es el mismo que en ese primer trimestre les he dicho no podemos aproximarlo más allá que lo hecho en ese sueño ejemplar que lo articula entero en torno a la frase “él no sabía que estaba muerto”.

Lito: Una clave, lo primero que tenemos que ver es la oposición de Lacan a la salida cartesiana, por el lado de suponerle un sujeto al saber. Eso no es todavía el sujeto supuesto saber como lo va a definir Lacan más adelante en el Seminario XI, pero lo que empieza a situar es que esa teoría del S.s.S significa que no va a haber un sujeto acabado en sí mismo en relación al saber absoluto hegeliano, nosotros nos vamos a apartar absolutamente de esto. Y la noción de sujeto tal cual como es planteada en el cogito cartesiano nos deja en el mismo lugar de “él no sabía que estaba muerto”, porque para que él sepa que estaba muerto -es absolutamente imposible- faltaría el significante que signifique la muerte. O sea, que yo una vez muerto pueda saberme muerto, cosa que es imposible.

Clase: ¿No va a poder decidirse?

Lito: Pero esa identificación que lo constituye nunca alcanza a que el sujeto sea un uno totalizado puede ser 1, 1, 1, 1, 1 pero nunca 1 que abarque a todos los unos. Eso lo muestra Borges por ejemplo cuando le preguntaban: Pero maestro usted según quién le pregunte es lo que contesta, usted contesta cosas diferentes. Entonces él dice: yo respondo según quién me pregunta. Claro, Borges había alcanzado este punto de que él se sabía que era uno, uno, uno, uno; pero sabía que no podía ser uno que fuera todo. Y en los cuentos borgeanos esto lo podemos encontrar mucho. El famoso encuentro con el otro, ¿cómo se llama ese cuento donde él se encuentra con el hijo de joven? El otro, ¿el Otro con mayúscula? En ese cuento está jugado siempre este tema: uno, uno, uno, que es el uno que no alcanza a ser un uno que hace un todo.
          

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