El
revés de Lacan
3ra
reunión del 2013 5ta parte (final)
Gerardo
Maeso-Lito Matusevich
Comentario:
En el final de “Intervención en la transferencia”, Lacan dice
que está la imago de Dora chupándose el dedo y tirando de la oreja
del hermano, ya es una relación al Otro.
Lito:
El problema es que eso se lee como fantasma, ahí ya hace lazo, no es
chuparse el dedo solo, lo sitúa como imago, la imago es siempre del
Otro. La imago especular siempre responde al cuerpo del Otro. En esto
no es imago, es consistencia.
Comentario:
Un ejemplo del siglo XXI, “mamá se me puso el pito duro”, y la
madre le dice “¿te asustaste?”, ”No, ¡me gusta! Me hace
cosquillas”, la madre le intenta poner eso ahí, la madre es quien
se asusta, ¿eso no es un acontecimiento de cuerpo?
Lito:
El punto es que cuando vos hablás de la imagen, de lo imaginario, es
siempre la imago del Otro, la imago es siempre del cuerpo del Otro,
no es tuyo, es especular, es el espejo. Lacan va a investigar esto,
que lo lleva al fantasma. Lacan saca lo especular y ahí pone el
fantasma.
Comentario:
“esa
imago es una matriz imaginaria que va a ser la base de los
automatismos de repetición…” quiere
decir que funciona como fantasma, pero la
lectura
lacaniana del fantasma en esa época, es un fantasma imaginario, ese
fantasma se va a repetir a lo largo de su vida.
Lito:
¿Dónde
estaría la cuestión con esta iteración del goce? Decir “chuparse
el dedo” es ya una imaginarización, pero la cuestión es que
chuparse el dedo es una construcción que hace el análisis, y por
eso es fantasmática. En esto no se trata de una construcción del
análisis, está más bien algo del lado de “El Horla” de
Maupassant, es absolutamente extraño, es ese goce de quien dice “yo
lo hago esto y no puedo dejar de hacerlo”. Lo podemos tomar desde
el lugar del drogadicto, ¿dónde tiene el error el drogadicto?, en
que a ese goce le pone un objeto, por eso queda tachado, en el
discurso de la ciencia. Es una forma de taponar el goce del cuerpo.
El
tema de cómo se presenta en la experiencia es cuando cada uno llega
ese lugar, como “El Horla”, donde no hay un fantasma, una imago,
o algo así, el tema es no puedo hacer nada con eso. Uno sabe que
algo tiene que ver con el cuerpo de uno, que ni siquiera es de uno,
hay una extrañeza de eso. “Yo sé que todo esto que hago, va en
contra de mi, que me hace infeliz, me hago un tonto, me hace sufrir y
sin embargo no puedo dejar de hacerlo”.
Comentario:
Pero hay una figurabilidad.
Comentario:
Hay
algo inicial de cuerpo, que está ahí haciendo eso.
Lito:
El problema es cómo con eso hacés un discurso que no sea del
semblante, porque si ya lo situas agarrado de la oreja del hermanito
es un semblante y por otro lado, ya es una construcción del
análisis. Ella no llega al acontecimiento de cuerpo, que para ella
significa haber sentido una satisfacción en los labios muy
particular. “Chuparse el dedo” ya es una imaginarización, en el
sentido especular y simbólico, del sentido, pero “chuparse” sin
el dedo, cuando ponés el dedo ya es un objeto. Antes de que se lo
vaya a decir a la mamá, “mirá se me paró”, sino en el mismo
momento que eso irrumpe.
Comentario:
El problema que tuvo Freud era que él descubría lo real y después
necesitaba armar el Edipo, el sentido, el descifrado, él la arruinó
con eso.
Lito:
Eso no está sólo en Freud, está en todos, hay que generalizarlo,
es la raíz misma de nuestro sufrimiento.
Comentario:
¿El paso siguiente sería “la anatomía es el destino”?
Lito:
El
gran problema es que la anatomía es un significante, el soporte
anatómico es un significante; que vos digas “fue un goce en el
pene” ya es anatomía y no es el acontecimiento en sí mismo. Lo
que sabemos desde nuestra pobre experiencia cotidiana, porque ese
goce está siempre en nuestra realidad. La genialidad de Lacan está
en haberse dado cuenta en que había que desmontar toda explicación
para llegar a decir que el psicoanálisis es solamente un sesgo
práctico para sentirse mejor, eso es desmontar a Freud.
Gerardo:
Acá la relación entre el acontecimiento de cuerpo y el sentido, la
hace Miller.
Lito:
Freud
hace la semántica del síntoma.
Gerardo:
Además dice el acontecimiento de cuerpo está definido como
sinthome.
La
última parte, síntoma y acontecimiento de cuerpo, acá dice que hay
una ligazón, el sinthome
sería el espacio que se genera, donde se presupone que el
acontecimiento de cuerpo va a emerger.
Al
final dice: “por
eso Lacan no duda en acordar (…) al inconsciente, es hacer de él un
querer ser, una falta en ser relativo al análisis. Otro tanto ocurre
con el sujeto supuesto saber, no le acuerda estatuto a nivel de real,
son términos que dependen del aparato de discurso. Por el contrario,
aunque descubiertos a partir de la experiencia analítica, en
especial el pensamiento acerca de la experiencia, tanto “hay de lo
uno”, como “no hay relación sexual” tienen para nosotros un
valor a nivel de lo real”. “Hay
de lo uno” responde a este goce que no se articula al Otro.
Lito:
Acá
queda claro entonces, que “il
y a de l`un” es
lo que llamamos goce de cuerpo.
Gerardo:
“en
tercer lugar situamos toda una posición correlativa, la del autogoce
del cuerpo”.
Lito:
“Autogoce del cuerpo”, hay que leerlo en este sentido, que el
cuerpo se autogoza, no es que hay un sujeto, un parlêtre
que autogoza del cuerpo. El cuerpo se autogoza, el cuerpo se goza a
sí mismo.
Comentario:
O el goce toma el cuerpo.
Lito:
Más bien toma cuerpo.
Gerardo:
hay
de lo uno y
no hay relación sexual,
corresponde
leer las tres juntas. Esto acuerda una dirección a la escucha
analítica.
Lito:
¿Por
qué hay escucha analítica?, porque hay cadena significante, ¿y qué
es la cadena?, una separación donde no hay identidad del Uno con el
Uno; si el significante Uno se significara a sí mismo, no hay
interpretación analítica, hay interpretación porque el Uno no se
puede significar, entonces en eso que no se puede, se introduce la
interpretación como significación. En este campo, como no hay eso,
porque hay el autogoce del cuerpo, y no hay separación porque no hay
conjunción, no hay relación. Lo que aparece es “es lo que es”,
la rosa es sin por qué, es “así sea”, “así sea” es eso,
siempre eso y nada más que eso.
Comentario:
¿Cómo das cuenta de eso?
Lito:
No lo podes demostrar, cuando lo demostrás parloteás.
Comentario:
Pero se presenta.
Lito:
Hay que saber hacer con él, si hay que demostrarlo, el psicoanálisis
es una teoría, pero como no se puede demostrar eso, el psicoanálisis
“es un sesgo práctico para sentirse mejor”.
Comentario:
Saber hacer con el acontecimiento de cuerpo, el sinthome,
en tanto acontecimiento de cuerpo.
Lito:
Pero para eso hay que terminar con el parloteo del parlêtre.
Gerardo:
Miller dice que eso exige un tiempo, que a esto no se llega sin un
tiempo y es un tiempo de análisis.
Lito:
Es un tiempo de análisis que hace que el análisis no tenga fin.
Gerardo:
Con lo cual demostramos que los argentinos estábamos en el verdadero
psicoanálisis. Cuando los franceses llegaron aquí decían que acá
nosotros pasábamos de un analista a otro, y que el análisis era sin
fin. La buena que venía a traer Francia, desoyendo un poco a Freud
que decía que cada 5 años había que analizarse, era un cierre
conclusivo del análisis, a través del atravesamiento del análisis
y ahora justamente lo que no hay, es un cierre conclusivo, hay un
recomenzar cada vez que se termina.
Comentario:
Por eso pone en cuestión al pase.
Gerardo:
Claro, porque el pase estaba hecho alrededor de fórmulas que
implicaban un atravesamiento. Por eso Lacan dice “me las paso
pasando”, cuando él dice me la paso pasando, quiere decir que no
hay cierre.
Lito:
Te voy a contradecir, qué nos paso a los argentinos que hemos pasado
de un analista a otro. Eso por un lado, es cierto que tiene que ver
con lo que vos decías, pero a la vez eso sostiene al sujeto supuesto
saber, porque cada uno de esos pasos que nosotros hacíamos, vamos a
otro de otra teoría o que sabe más, que tuvo más análisis; o
porque hizo el pase, y con ese hago el pase. Entonces se convierte
todo esto en un gran ideal, y sin embargo lo que se pone en juego en
esto es que lo que se desfigura es la figura del analista. Lo que
aparece como absolutamente responsable de un análisis es el
analizante, y es alguien que nunca sale de ser analizante, uno podría
decir, no hay analistas, sí hay analizantes. Esa es la diferencia
con el no hay del analista, el ser del analista y todo lo demás,
pero sí hay del analizante porque es el analizante el que goza. Hay
que redistribuir entonces ese lugar del analista, sino se sigue
esperando del analista. Y en esta teoría nada se espera del
analista, solamente uno va al analista porque hace falta este
encuentro de dos cuerpos, dos cuerpos que gozan, y que hay momentos
que las cosas resuenan en ambos. Es difícil definir ahora al
analista, ¿cómo definís al analista?
Gerardo:
Pero acá hay una cosa “esto acuerda una dirección a la escucha
analítica”, es de esta otra dirección a la cual tenemos que
aportar nosotros.
Lito:
No es lo que el analista dice, sino el cuerpo. Terminar un análisis
supondría que habría una salida al sinthome,
como la hay al fantasma, y al sinthome
en tanto iteración de goce. No hay cura de eso, no hay cura del goce
ese.
Comentario:
Dieron en el canal Encuentro, los testimonios de Laurent y otros, que
se analizaron con Lacan, el caso de una mujer, analizante de Lacan.
Él se levanta en el momento en que ella recuerda algo muy puntual,
que tenía que ver con un horario que eran las 5 de la mañana y ella
repetía, le toca la mejilla, ahí Lacan no hace ninguna
interpretación.
Lito:
Hace de un significante un gesto.
Comentario:
Y ella dice que tiene esa sensación, fue interesante, cambió
palabras por algo del cuerpo. “Una cita con Lacan”.
Lito:
En
mis dos últimos análisis, tuve sesiones de 10 segundos. Nunca me
voy a olvidar de una sesión mía, Marta estaba eligiendo un regalo
abajo, subo por el ascensor, le dije “me voy a análisis”, vuelvo
y para mi habían pasado 10 horas, ella todavía estaba comprando, le
hago una pregunta y ella me dice “¿cómo ya volviste?”. Entré,
me acosté en el diván y salí. Hay una lógica que investigar y
trabajar que es la lógica de la sesión breve, y breve breve.
Gerardo:
Estas
tres cosas, hay de lo uno, no hay relación sexual, el autogoce del
cuerpo, son esas tres las que acuerdan una dirección absolutamente
diferente.
Lito:
Lo interesante ahí, es que Miller también cambia, del inconsciente
que se lee, pasa a hablar de la escucha analítica, cosa que supone
por lo menos que haya dos, uno que habla y otro que escucha. Acá, él
vuelve a decir “escucha”, eso me sorprendió. Cuando se habla de
materialidad significante, se vuelve a poner el oído frente a la
lectura del inconsciente, y esto tiene que ver con la voz, porque la
voz empieza a tener una dimensión muy particular en relación al
goce, mucho más que cualquier otro orificio.
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