Comentario: En
el seminario 22.
Comentario: Sería
la segunda vuelta, ¿no? Entonces ese real de lo real, ¿es de lo que estamos
hablando?
Comentario: Me
parece que no.
Gerardo:
Sí, es lo que itera, sí. Lo real de lo real es lo real irreductible.
Comentario: Es
que lo que vos decís que no pasa, es totalmente afuera de lo simbólico, por más
que itere, ¿cómo lo ves? Es como el autista. En el análisis lo que tratás es de
que lo ex-istente, exista de algún modo.
Gerardo:
Claro, pero al ponerlo por detrás…
Comentario: Para
sacarlo del autismo de a dos.
Gerardo:
Claro, ahora va a decir lo del autismo de a dos, ojo porque lo analiza como un
delirio que uno podría armar en torno a una verdad. El autismo de a dos, lo va
a decir acá mismo, es el delirio del analista y el analizado que creen
encontrar una verdad y los dos se fascinan por esa verdad, y quedan prendados
de la verdad. Y esa verdad termina siendo insatisfactoria, o sea porque el tipo
no se cura. No se cura porque justamente itera la adicción del Il y a de l´Un. O sea, entonces diríamos
que el autismo de a dos sería como, paciente analista encuentran una verdad.
Comentario: Una
pregunta, ¿esa iteración del uno, del Il
y a de l´Un, esa iteración que se produce en el síntoma, es de esperar que
se deje de producir?
Gerardo:
No, no.
Lito: No hay
cura.
Gerardo:
No es el punto exacto. Entonces está claro que el existiendo sería el mundo
simbólico, mientras está el Il y a de
l´Un por fuera. Ahora vamos a ver el problema que tenemos y cómo lo
resuelve Miller acá, en la pregunta suya. Dice lo siguiente, el análisis, a
través del análisis, terminable e interminable. Dice, el análisis se detiene.
Pero es preciso que continúe. Entonces, ahí tenemos dos puntos. Que los
americanos, nosotros, llegamos antes que ellos porque las primeras críticas que
se hicieron en Francia era que nosotros nos analizábamos siempre, pasábamos de
un analista a otro. ¿Por qué? Porque estaba la concepción cerrada de que el
análisis se cerraba, y se terminaba. ¿No?, acá como estamos luchando con una
adicción, que vuelve bajo resto sintomático, que hace siempre la presión bajo
el resto sintomático, que Freud no podía reducir, estamos con que el análisis
se detiene pero es preciso que continúe. Es lo que Lacan había planteado como
hacer contra psicoanálisis, o sea volver a instalar la adicción. Diríamos, en
la histeria que quería cerrar todo alrededor del tema de lo simbólico, había
que hacer un corte para volver a reinstalar lo real, que sería la adicción.
Entonces, acá dice, el análisis se detiene pero es preciso que se retome, que
es hacer las tajadas que llamaba Lacan, que uno cada tanto retoma el
psicoanálisis para hacer otra tajada, porque hay algo que no cesa; es lo real. Esto
es importante…
Comentario: Ahora,
yo te hago otra pregunta… ¿Qué diferencia entonces usted ubicaría con lo imposible, a partir de esto? Porque da la
sensación de tiene que volver, como hay algo imposible, que itera llamémoslo,
entonces analicémonos toda la vida, o varias veces en la vida.
Comentario: Pero
la imposibilidad es una falla de lo simbólico, es algo que va por otro lado…
Comentario: Pero
lo que no me suena es resolver el problema cuando uno se analiza.
Gerardo:
No, no se resuelve el problema. El problema de que el análisis finaliza es
porque hay una visión simbólica del análisis. El análisis, uno podría decir, es
algo que itera. O sea, que se hace en rodajas, o en esos, ¿cómo decía? rodajas…
Comentario: Tajadas.
Lito: Yo
tengo otra vertiente en esto. La vertiente que yo tomaría es más teleológica,
que es, ¿cuál es el fin del análisis? En ese punto yo diría lo siguiente: hay
algo que tiene que ver con lo imposible, de lo imposible se llama al saber,
entonces de lo que se trata en un análisis es de conquistar un saber. Eso ha
sido toda la primera enseñanza de Lacan, que parte de la posibilidad de que por
lo menos se puede saber, sería subjetivizar, no hay relación sexual. A donde
uno llegaría. Y eso podría ser porque se consigue una vez que se acaba con el
fantasma, se acaba con el nombre del
padre, y lo que aparece es lo descarnado de la pulsión. Tomando términos
freudianos, nada más. Lo descarnado de la pulsión, lo que quedó, como resto, es
que no hay saber que alcance a eso. Esa es la adicción. En ese punto, me parece
que el psicoanálisis cambia su posición teleológica; que si antes estaba
dirigida a sostenerse en un saber, pasa a ser un sesgo práctico para sentirse mejor.
Ese sesgo práctico para sentirse mejor, es que alguien con la pulsión como
iteración -que eso no se puede cortar, que no se puede modificar- que hace algo
que le da un poco de satisfacción, pero eso no garantiza que va a ser para
siempre. Entonces, volver a un análisis desde ese lugar, no es volver para
buscar un saber, no es para buscar algo simbólico; me parece que el tema del
psicoanálisis, y que ha hecho que no solamente nosotros nos analicemos mucho
sino cambiemos todo el tiempo de analista, y cambiar todo el tiempo de
analista… Yo tuve cuatro análisis, una barbaridad, ¿por qué no tuve uno solo?
Porque cada vez que te enfrentás con la iteración tenés la ilusión de encontrar
un saber. Y sin embargo…
Gerardo:
Lo vas a buscar a otro lado.
Lito: El
psicoanálisis se reduce que el talento del analista es no fomentar la defensa,
y no fomentar el sentido. Pero no puede hacer nada más que eso. Y ahí hay algo
que a veces sucede entre dos autistas, pero se encuentra entre dos cuerpos, por
eso no se puede analizar ni por internet, ni por teléfono, ni nada por el
estilo. Uno puede decirle a alguien para tranquilizarlo una cosa así, pero el
análisis exige el entre cuerpos.
Comentario: Lo
de los dos autistas me interesó, pero fuiste muy rápido…
Lito: El
análisis son dos autistas, el autismo sale cuando Lacan dice no hay
comunicación. Cuando Lacan dice no hay comunicación, el análisis queda reducido
al encuentro de dos cuerpos. Porque toda la enseñanza de Lacan sostenida en el
saber y las posibilidades del inconsciente transferencial es la posibilidad de
que el emisor reciba del receptor su propio mensaje en forma invertida. Son
eso, y la repetición, son los dos postulados de que se desarrolla.
Gerardo:
Claro, ahora, decís somos dos cuerpos…
Lito: Se
escucha.
Comentario: Uno
habla y el otro escucha…
Lito: De vez
en cuando se puede llegar a decir algo. En el sentido de lo que dice Miller, me
parece que todavía, es increíble, no hemos sacado las consecuencias de lo que
fue la conferencia que Miller dio en Buenos Aires. La interpretación… (…)
Bueno, yo no estoy de acuerdo en presentar casos. Es un ejercicio de lucimiento
de los analistas, nada más. Únicamente que ¿sabés qué? Que presentar casos, que
lo que signifique es ver el estado del análisis de un analista.
Gerardo:
Hacerle sintomatizar, hacerle hacer un síntoma.
Lito: Que
hable de lo que está haciendo. Para mi fue claro que ayer, y no es por (…).
Cada uno tenía que elegir alguien para que… Yo voy a confesar algo… Alguien que
tenía que elegir alguien para que hable, yo la conozco hace tiempo a Yasmina,
más allá del cariño personal que tuve en su momento, también pensé que podía
sostener esa escena, era una escena compleja y demás, pensé en varias personas,
y decidí por ella por un artículo que escribió que me gustó. Sin más que por
eso, por ese artículo. Cuando decidí quién era, lo primero que se me dice es:
“me imagino que será un analizante tuyo o supervisa con vos”, y dije “no, no
tiene nada que ver conmigo”. No me interesa a mi eso, me interesa elegir a
alguien que pueda sostener la escena y que me parezca que pueda tener algo. Lo
que yo vi en esa escena, que yo mismo estuve de acuerdo en que se haga y demás,
es que había tres personas que se decían analistas y vi en una sola que había
efectos de análisis. Que fue en ella, solamente. Más allá de eso, lo demás todo
debatible, porque son puntos de vista cuando aparece eso, la experiencia de la
clínica mostrada así es puro semblante. Tampoco hay que estar en contra del
semblante, ¿qué hacemos sin el semblante?
Gerardo:
Pero esto iba a un tema, que era… De las rodajas…
Lito: El
tema es que la última enseñanza de Lacan va a este punto, al punto de que ya el
psicoanálisis, Lacan descree tanto del saber que dice, que es lo que voy a
trabajar mañana en el seminario, que es que el hombre es el prehistórico que
hay, que usaba sílex para armar flechas y prender el fuego, tiene el mismo
saber que el hombre de la ciencia. Ahora, hay dos cosas: decir que Lacan estaba
loco, que es posible, como todos estaba un poco loco; o decir ¿en qué Lacan
tenía razón en eso? (…) No, pero tampoco puede acceder mucho… Ojalá fuera un
animal, porque tendría el saber que le da el saber hacer del instinto.
Comentario: Exactamente,
por eso te digo, saber hacer del instinto (…) a todos, y el saber hacer de cada
uno que es el humano, salvo los animales domésticos.
Gerardo:
Muchas veces se neurotizan los animales domésticos.
Lito: Porque
la neurosis es una enfermedad social.
Comentario: ¿Qué
los animales se neurotizan?
Gerardo:
Ahora va… Porque hay una cosa, realmente… Porque acá Miller va a hacer una
lógica extraordinaria para mi, la encontré después de haber leído esto tantas
veces… Sí, ¿Qué pregunta?
Comentario: No,
no… Si esta iteración, que tiene que ver con el saber hacer que tiene que ver
con algo que nada de lo simbólico, nada del saber al menos, se puede llamar que
es lo pulsional… no… no es lo pulsional…
Comentario: Es
el goce.
Comentario: Es
lo real, es el cuerpo.
Gerardo:
Porque la pulsión ya es…
Comentario: El
goce real.
Comentario: Goce
que no sea pulsión.
Lito: El
goce no es pulsional.
Comentario: ¿Cómo
no es pulsional?
Lito: La
pulsión es un tratamiento del goce y de lo simbólico.
Comentario: La
pulsión no tiene gramática.
Comentario: No
hay gramática en la iteración.
Comentario: ¿Y
el goce real tiene que ver con lo adictivo?
Comentario: Claro.
Comentario: Y
la iteración ya no tiene ninguna ley.
Gerardo:
No, no, está por fuera de la ley. Por eso es importante.
Lito: Ley es
significante. La ley es del padre, la ley ordena.
Gerardo:
Ahora, mirá lo que le pasó a Lacan, que Miller lo define acá. Esto está en la
página (…). Pero no importa, esto tal vez es un pequeño, una pequeña digresión
sobre una cosa que finalmente Lacan de alguna manera resuelve. El problema que
hubo siempre era de la neurosis. Freud mismo no podía dar cuenta, podía dar
cuenta, es decir, decía no hay cura perfecta sino que hay posibilidades (…) de
la neurosis, y Freud atribuía eso ¿a qué? Al empuje pulsional. Digamos, todos
estamos muy tranquilos, hasta que me viene una menopausia masculina, y hubo un
empuje pulsional, de vuelta análisis, esto lo que diría… Lo que planteaba
Lacan, lo que planteaba Freud, era que había resto sintomático que había que
vigilar porque de alguna manera podían volver a hacer irrupción. Lo que le
quedaba a Lacan de todo esto, lo que más lo obsesionaba, era la reacción
terapéutica negativa. O sea el tipo conoce todas sus verdades y sigue
insatisfecho. Entonces ¿qué es lo que intenta Lacan resolver con este problema
del Il y a de l´Un y de la aparición
de lo real? Intenta resolver el problema de la recidiva de la neurosis,
diciendo que la recidiva de la neurosis es algo esperable. ¿Por qué? Porque
está lo real, el goce, Il y a de l´Un,
que perturba toda construcción que podamos hacer en un análisis. Entonces ya
Lacan no dice más la terminación del análisis, en el sentido del cierre, el
atravesamiento del fantasma, sino ya empieza a decir otra cosa. Empieza a
decir, el análisis un poco no se termina porque alguien es, está en una
adicción constante con ese Il y a de l´Un,
con el cual hay que sentirse mejor. Y cuando uno se siente mejor, diríamos,
deja ahí el análisis para retomar en otro momento cuando el Il y a de l´Un vuelve a emerger y uno ya
no sabe qué hacer con ese saber anterior. Cuando se le descose, o no se le
descose, cuando se identifica lo real.
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