Comenzamos hace un año a leer el seminario "El Ser y el Uno" de Miller. Esta lectura nos condujo a releer la primera enseñanza de Lacan, centrada en lo simbólico, con la orientación por lo real, de su segunda enseñanza. A ésta la llamamos: El revés de Lacan. Gracias a ello abordamos a los filósofos que acompañan este cambio de perspectiva. La importancia de este debate para el psicoanálisis en la época nos decide a crear este espacio para todos los que quieran participar.
martes, 28 de mayo de 2013
Sobre Spinoza. En torno al Libro V de la Ética
Nicolás
Cerruti
En la clase 9 de El ser y el Uno
Miller nombra la “posición de lo real” en el psicoanálisis, buscado por él.
Determina que se asienta en el Uno, en el significante uno (S1) y en el Goce
(lo que Freud entendía como libido).
La conexión entre uno
y el otro, S1 y Goce, la encuentra también explicitada en el libro 5 de “La
Ética” de Spinoza. Y en Freud en la fijación (fixierung), cuando la pulsión se
detiene, y esto determina que vuelve al mismo lugar.
En Spinoza podemos proponer dos argumentos que nos ayudarán a la hora
de encarar el libro 5.
1)
Dios es naturaleza.
2)
La naturaleza es entendida como:
Naturaleza Naturante: esencia, potencia universal, lo
que es en sí.
Naturaleza
Naturada: efectos de aquella, son lo producido.
Con esto ya podemos pasar al
libro 5. Este se llama:
Del poder
del entendimiento o de la libertad humana
“…que el apetito por el que se dice que el hombre obra y el apetito por el que se dice que padece son uno y lo mismo”.SPINOZA
Aclaremos que la potencia es la de la razón, contra los
afectos. Y que la libertad la
entiende como beatitud.
Un axioma dice: “La potencia de un efecto se define por la
potencia de su causa (…) porque su esencia se define por su causa”.
·
“El esfuerzo «conatus» con que cada cosa intenta
perseverar en su ser, no es distinto con la esencia actual de la cosa misma”.
Afectos:
Los pensamientos y cuerpo
(afecciones) tienen el mismo orden.
La idea clara y distinta sobre un
afecto hace que padezcamos menos o nada ese afecto (tal vez como idea confusa).
·
Podemos formarnos un concepto de cualquier afección.
“Un afecto es la idea de
una afección del cuerpo”.
·
El pensar es el remedio contra los afectos.
Entender todas las cosas como
necesarias hace que tengamos más poder sobre los afectos y se padece menos.
·
Porque en la naturaleza no hay nada contingente,
todo está determinado a existir y obrar de cierta manera.
El afecto es más potente cuanto
más causas simultaneas, y se impone más; es preferible no encontrar una única
causa.
·
Un afecto es malo por contrariar nuestra naturaleza,
nuestro potencial de ordenarlo con el pensamiento.
Sin embargo, todas las afecciones
pueden remitir a la idea de Dios, cuanto más se conoce a sí mismo, más se ama a
Dios.
[1ra conclusión: un afecto es asociado a una idea; es una idea
confusa; si conocemos su causa deja de afectarnos. Un afecto es aquello que no
nos deja ordenar con el pensamiento, que nos entorpece nuestro potencial. Un
afecto es el goce, y una idea es el S1, si a esto se llega por el conocimiento,
y si ese S1 es el Uno, que es Dios. Dios es una idea adecuada, perfecta,
eterna, infinita, causa de sí, de existencia necesaria. Pavada de S1. La
potencia de Dios consiste en la causalidad que produce todo lo que es
produciéndose a sí misma.]
Conocer:
Conocer las cosas según el tercer
género de conocimiento es lo más supremo (ciencia intuitiva, conocimiento de
Dios), y donde se lo desea más. “Cuanto más conocemos las cosas singulares,
tanto más conocemos a Dios”.
Desde la perspectiva de la
eternidad, no se puede explicar el tiempo, sin embargo razón y espíritu,
concibiendo la esencia del cuerpo, si lo hacen desde esta perspectiva, hacen
que la eternidad implique existencia.
“La eternidad es la esencia misma
de Dios”, se lo concibe como “entes reales”.
·
El espíritu eterno, causa adecuada y formal.
·
Amor intelectual a Dios, es no hacer de Dios un ser
exterior, y un objeto.
“El espíritu no está sujeto a los
afectos comprendidos dentro de las pasiones sino mientras dura el cuerpo”.
“Un afecto es, pues, una
imaginación, en cuanto que revela la constitución actual del cuerpo”.
“Este amor del espíritu es una
parte del amor infinito con que Dios se ama a sí mismo”, y esto no se puede
suprimir.
[2da Conclusión: un afecto, o goce, es casi como decir un cuerpo, es
lo que dure en tanto el cuerpo dure. Pero eso hace que el cuerpo sea actual,
por la idea que de este afecto tenemos. Sin embargo el afecto de los afectos,
la beatitud, o el amor intelectual a Dios, nos acercan a que el espíritu es en
parte infinito.]
domingo, 26 de mayo de 2013
De los discursos hacia la última enseñanza de Lacan
Gerardo Maeso
Lacan con sus cuatros discursos,
en el seminario XVII El revés del
psicoanálisis, realiza una formalización precisa para orientar la práctica
psicoanalítica y definir el vínculo entre los seres hablantes, generando como
consecuencia una incidencia plena en lo político.
El discurso de la histeria, aquel que articula la práctica
freudiana, demuestra cómo el sujeto en nuestro quehacer produce un saber a
costa del amo, saber que en la ciencia constituye una realidad engañosamente
neutra y que en nuestros casos muestran la privación de goce y la
insatisfacción del deseo.
Este discurso, que da cuenta de la
clínica bajo transferencia al diferenciarse de la clínica psiquiátrica clásica
y de la moderna dada por los DSM, presenta una estructura inercial que le hizo
sostener a Lacan: “la histeria se cura de todos sus síntomas menos de su
histeria”.
Fue pensado entonces un cuarto de
giro del discurso de la histeria y surgió el del psicoanálisis, un nuevo discurso
potente, para resolver aquella inercia que alberga la insatisfacción en su
trama.
Así el discurso psicoanalítico
ubica como agente al objeto a,
condensador de goce, quien pone al trabajo al sujeto, para dejar caer como
producto a los significantes amos, liberando a los saberes de la tiranía de
aquellos, quedando el saber en el lugar de una verdad, la que muestra –como lo
señalaron nuestros colegas citando a Lacan–: “Solo es factible entender lo
político si se reconoce que no hay discurso y no sólo el analítico, que no sea
del goce, al menos cuando de él se espera el trabajo de la verdad”.
Pero debemos reconocer que el
discurso de la histeria –análogo al discurso de la ciencia– tiene su revés en el
discurso de la universidad. Éste intenta con el saber dar cuenta del goce para
ponerlo a su servicio, dejando caer como resto a nuestro sujeto, que en su desposesión
será privado de los significantes que le permitan al menos una identificación.
El significante amo, instalado en
el lugar de la verdad, hará que el saber devenga “todo saber”, una nueva
tiranía que amparada en la causalidad pretende evaluar cualquier actividad
humana, haciendo del hombre un ser objetivable y medible con ayuda del número y
del cálculo.
Así Lacan en la conferencia de
Milán de 1972 observa que un discurso verdaderamente pestoso, “pesteux”, es
aquel que está al servicio del capitalismo. “Eso basta para que eso marche
sobre ruedas, pero justamente eso marcha demasiado rápido, eso se consume como
un alimento, eso se consume como el fuego consume un caserío”.
No sólo el saber científico técnico
derriba las barreras ecológicas por una producción desenfrenada sino que, a
pesar de los derechos del hombre que limitan la destrucción de la vida y los
bienes, la escena bélica promueve un nivel de crueldad desconocido hasta hoy. El
cuerpo del hombre muerto se procesó y se consumió como un material más en el
mantenimiento de los campos de concentración.
Las armas inteligentes, de gran
poder destructivo, promueven la formación de combatientes que parten de la
premisa de su autoeliminación al formar parte solidaria de los artefactos
destructivos.
En el seminario De un Otro al otro Lacan señalaba que la
pérdida de goce instalada por el rasgo unario podía recuperarse como lo indica:
1/ a = 1 + a.
Esta fórmula se desvanece recién
cuando en el seminario Aún problematiza
al objeto a y lo convierte en
semblante. Desde ahí sus cuatro discursos quedan referidos a una teoría del
valor y observa que el objeto pequeño a
se desnaturaliza al pasar de ser un objeto referido al cuerpo para representar
un valor: el plus de gozar.
J.A. Miller en “Una Fantasía” en
Comandatuba decía: “La
práctica lacaniana, tiene que vérselas con las consecuencias de este éxito
sensacional, consecuencias que son sentidas como del orden de la catástrofe. La
dictadura del plus de gozar desbasta la naturaleza, hace estallar el
matrimonio, dispersa la familia y modifica los cuerpos no simplemente bajo los
aspectos de la cirugía estética. El psicoanálisis que hizo temblar los
semblantes sobre los cuales descansaban los discursos y las prácticas… constata
hoy que es víctima del psicoanálisis… el padre, el Edipo, la castración, la
pulsión, etc., también se pusieron a temblar.”
Lacan intenta entonces refundar la experiencia
analítica en otras coordenadas que desplacen a las estructuras discursivas que
se generan a partir del lenguaje.
La noción de síntoma vuelve a la escena analítica y
social para mostrar que la verdad constituye un recurso endeble para aliviar a
ciertos sujetos que continúan padeciendo, a pesar de haber sido analizados,
como señalaba Freud en la reacción terapéutica negativa.
En el seminario R.S.I.
no sólo plantea que el síntoma es lo que del “inconsciente puede traducirse por
una letra, en tanto en esta la identidad de si a si está aislada de toda
cualidad” y no depende del Otro.
¿Qué significa esta afirmación? Que el goce no se
deja tomar integralmente por el significante, ni por lo que en el Otro se
estructura como discurso y se vuelve legible como sentido.
En oposición a lo esperado, Lacan considera que el
síntoma no parte para nosotros de la medicina, ni del psicoanálisis sino de
Marx, tal como lo definió en lo social. Extraña inversión que muestra una fe en
el hombre indiscutible, porque el proletariado, al ser despojado de todo,
vehiculiza al modo de un mesías una fuerza que el capitalismo, que todo
calcula, poco puede hacer, ya que está fuera del cálculo.
Es desde ahí –o sea desde Marx– donde Lacan
encuentra la nueva noción de síntoma para el psicoanálisis al deshacerse de la
estructura. El síntoma entonces tiene una extraña relación con el inconsciente
simbólico ya que es definido ahora “como la manera en que cada uno goza del
inconsciente en tanto el inconsciente lo determina”.
Esto permite una reorientación de nuestra práctica
a partir de un acontecimiento de cuerpo como lo señala Lacan (definiendo al
síntoma) que está más allá de la causalidad que instala la ley del deseo.
Así podemos suscribir a Lacan a la afirmación de B.
Russell quien sostenía que el principio de causalidad era “una reliquia del
pasado, que sobrevive, como la monarquía, sólo porque se supone erróneamente
que no es dañina”.
viernes, 24 de mayo de 2013
La identificación (Parte II)
Clase del
30/06/99
Lito Matusevich
Luego
en 1966, fecha en la que compila sus Escritos, coloca un llamado a pie de
página donde ubica en su esquema el fantasma en el lugar de la relación
especular, y es porque ya separó lo imaginario de lo simbólico.
No hay significante que se pueda significar a sí mismo, es
ahí donde Lacan empieza a construir la lógica del fantasma, pero eso será tema
para otra reunión.
Me
parece que es interesante porque muestra las consecuencias que se generan de
pasar de la identificación con a la identificación de. ¿Se dan cuenta? Lo que yo decía al principio,
sustituí el “con” por el “de”. Tiene todas estas consecuencias,
ahora hay que definir lo imaginario a partir de lo simbólico. Sigamos leyendo.
(Cita)
“Es
una forma fácilmente concebible y que se aplicará tanto al efecto que acabo de
decir, como al de la formación de una imagen, incluso virtual, en la naturaleza
por intermedio de una superficie plana, sea la de un espejo o la que he evocado
hace años, la superficie del lago que refleja la montaña.”
Lito: Hay una cosa que me parece que es interesante:
¿ustedes tienen un perro? Si tienen un perro pónganlo delante de un espejo, ¿y
qué pasa? No pasa nada, a veces ladra, pero la mayor parte de las veces no pasa
nada. Lo que van a encontrar es la indiferencia, inclusive los animales cuando
se miran en un lago son indiferentes a su imagen especular. Esto demuestra
también cómo en el humano hay una fascinación por esa imagen, porque hay otra
dimensión en juego, no es solo la dimensión etológica. Una imagen, ¿cómo funciona
para un animal? Tiene un desencadenamiento de orden neurológico, pero no
produce fascinación, produce una conducta, frente a la fascinación que produce
en el ser humano esta relación con la imagen especular. Y para ser una imagen
especular, para tener el valor de imagen como tal, es por una construcción
significante, es sorprendente pero es así.
Insisto
en este punto, me parece que es un punto muy importante porque cuando los lacanianos
hablamos de imaginario muchas veces no sabemos de qué estamos hablando. Porque
no es el mismo concepto según en qué momento de los desarrollos de Lacan lo
abordemos, como no es el mismo concepto de imaginario cuando lo define como lo
que consiste, habla ahí de una consistencia lógica, entonces lo imaginario
tiene todavía una dimensión mucho más formal. Sigamos.
(Cita)
“¿Es
esto decir que, como la tendencia, tendencia que se extiende bajo la influencia
de una especie de embriaguez que alcanza recientemente al pensamiento
científico por el hecho de la irrupción de lo que no es en el fondo sino el
descubrimiento de la dimensión de la cadena significante como tal, pero que de
muchas maneras va a ser reducida por este pensamiento a términos más simples -y
muy expresamente es lo que se expresa en las teorías llamadas de la
información-, es decir que sea justa, sin otra connotación que resolvernos a
caracterizar la ligazón entre los dos sistemas, donde uno es por relación al
otro, la imagen, por esta idea de la información, que es muy general,
implicando ciertos caminos recorridos por ese algo que vehiculiza la
concordancia biunívoca?
Aquí
yace una gran ambigüedad, quiero decir aquella que no puede conducir más que
hacernos olvidar los niveles propios de lo que debe comportar la información si
queremos darle otro valor que la onda que no conduciría finalmente sino a dar
una suerte de reinterpretación, de falsa consistencia a lo que hasta aquí había
sido subsumido y esto desde la antigüedad hasta nuestros días, bajo la noción
de la forma, algo que toma, envuelve, comanda los elementos, otorgándoles un
cierto tipo de finalidad que es, en el conjunto de la ascensión de lo elemental
hacia lo complejo, de lo inanimado hacia lo animado, algo que tiene, sin duda,
su enigma y su valor propio, su orden de realidad, pero que es diferente –es lo
que intento articular aquí con toda su fuerza- a lo que nos aporta de novedoso,
en la nueva perspectiva científica, la puesta en valor, el desprendimiento de
lo que es aportado por la experiencia del lenguaje y de lo que la relación
significante nos permite introducir como dimensión original que se trata de
distinguir radicalmente de lo real bajo la forma de la dimensión simbólica. No
es, ustedes lo ven, por allí que abordo el problema de lo que va a permitirnos
despejar esta ambigüedad.”
Lito: O sea, que no se mete en todo eso sino va otra
parte. Bien, veamos a dónde va.
(Cita)
“De
aquí en más, asimismo, he dicho lo suficiente para que ustedes sepan, hayan
sentido, aprehendido en esos elementos de información significante, la
originalidad que aporta el trazo, digamos, de serialidad que ellos comportan,
rasgo también de discreción, quiero decir de corte, esto que de Saussure no ha
articulado mejor ni de otra manera que diciendo que lo que los caracteriza a
cada uno, es ser lo que los otros no son.”
Lito: Y ahí está la definición diacrítica, dice de
Saussure, pero introduce algo llamativo, que es hacia dónde va a ir y lo que va
a tomar de Freud del texto Psicología de
las masas y análisis de yo, del capítulo sobre las identificaciones, es el
hecho de la serialidad, toma de allí la cuestión de que sea uno diferente de
otro. Y lo que a él le interesa es justamente eso: que cada significante
definido diacríticamente es uno, pero uno que es absolutamente diferente a
otro. Tal es así que ese uno marca una diferencia no del orden cuantitativo ni
del orden cualitativo. Uno podría decir un significante es diferente a otro
porque uno es rojo y otro es verde, ahí tendríamos una diferencia cualitativa
marcada por una cualidad perteneciente al significante. Como el significante es
anterior a toda cualidad no podría ser una diferencia por la cualidad, es
obvio. Tampoco por la cantidad, porque uno podría decir que un significante es
diferente a otro porque uno pesa 10 kilos y otro pesa 20 kilos, o uno mide la
longitud de la onda del sonido y otro mide otra cosa. Entonces, tampoco es la
cantidad porque la cantidad para que aparezca también es necesario el orden del
significante, o sea una serie. Bien, tanto para la cantidad como para la
cualidad decimos que necesitamos primero esta serie de unos, unos diferentes de
otros. Pero diferentes absolutamente. ¿Qué quiere decir? Quiere decir que no
son diferenciables ni por cantidad ni por calidad sino por ser diferentes.
¿Está claro eso? Va a volver varias veces a esto, porque esto es la base, en
última instancia, de este seminario.
(Cita)
“Diacronía
y sincronía son los términos a los cuales les he indicado referirse, aún todo
esto no está plenamente articulado, debiendo ser hecha la distinción de esta
diacronía de hecho: demasiado a menudo ella es solamente lo que es apuntado,
señalado en la articulación de las leyes del significante.”
Lito: Eso es claro ¿no? la diacronía es siempre la serie.
Clase: No me quedó claro la diferencia absoluta, entendí
las distinciones, los por qué no. Digamos, por qué no podés tomar como una
diferencia cualitativa o como una diferencia cuantitativa, pero me queda la
cuestión de que son uno, son diferentes entre sí, pero uno los reconoce como
significantes a todos. Hay algo que los hace reconocer a todos como
significantes pero son diferentes.
Lito: Sí, es eso que vos decís, la dificultad que uno
tiene cuando habla de significantes. Por eso Lacan, más adelante, para poder
situar esto necesita un neologismo y habla de essaim; essaim S1 en su valor de
rasgo suena como enjambre. El problema es que cuando nosotros decimos los
significantes, ¿qué hacemos? En la serie hacemos esto, producimos un corte
donde a partir de excluir un significante en esa serie nombramos a todos los
demás. Eso es hablar de significantes porque se filtra inmediatamente algo que
es del orden de la significación.
Clase: ¿O sea que es por el efecto que produce, que es del
orden del efecto?
Lito: Primero es del orden del efecto de significación, y
segundo porque vos estás hablando, estamos utilizando un universal, un
universal del significante. Es cierto que eso existe, existe el universal de
los significantes. Pero en su definición misma, no en el lugar del sentido, de
la significación, cada significante en tanto es una diferencia de otros, en
relación a otros significantes; es en esa relación donde se sitúa este tema del
significante en su diferencia absoluta. Es difícil de entender, te voy a traer
un ejemplo que da más adelante, me adelanto a lo que viene, esto va a la
definición misma de rasgo unario. Hay una teoría que se desprende de Lacan que es
contar con la relación biunívoca, es anterior a la cuenta de la serie 1,2,3,4,5…
¿sí?, cuando un cazador -toma ese ejemplo- sale a cazar y en cada caza hace un
palote sobre un hueso que representa cada vez que éste salió a matar animales; cada
una de estas marcas podrían ser diferentes en su tamaño, ser diferente en
relación a su espesor, podrían inclusive ser marcadas con colores diferentes,
todo eso no importa. Y es cierto que uno podría pensar que hay una diferencia
cualitativa o cuantitativa en relación a cada una de esas marcas. Pero como
marca que retiene en sí la unidad de la caza o de la unidad de cada vez que el
sujeto salió a cazar, esa rayita, esa diferencia no es una diferencia
cuantitativa ni cualitativa, solamente es una diferencia marcada como absoluta.
En el sentido que mantiene absolutamente una unidad, pero es la unidad de una,
una, una, una, una de cada una de las veces que este sujeto salió a cazar. Y
esa unidad que requiere esta marca no es definible en una diferencia
cuantitativa o cualitativa, sino solamente es diferente en una diferencia que
llamamos absoluta porque no es ni
cuantitativa ni cualitativa. Podrían ser estas rayas absolutamente iguales, sin
ninguna diferencia, y sin embargo funcionan como diferentes, porque cada una
retiene una relación con el hecho de la caza diferente a otra. Otro ejemplo,
sería lo mismo el tren de las 10:15’ marca una relación no cuantitativa ni
cualitativa, porque uno podría estudiarlo cuantitativa o cualitativamente. Por
ejemplo el horario de las 10:15’, el de las 14:30, el de tal cosa, tal otra y
decir, sí, ahí hay algo cuantitativo por el horario, sino yo pierdo el tren. Hay
un aspecto que es el de la significación que podría tomar, pero hay un aspecto que
es que cada uno de esos 10:15’ funciona en relación a los otros que marcan nada
más que distintos trenes, como diferencias.
Clase: Me perdí, cuando vos hablás de las marcas, cada una
de ellas es significante o el conjunto de ellas.
Lito: No, cada una de ellas.
Clase: Sí, lo pensaba por el lado de hacer serie.
Lito: Pero ahí no hacen serie. Cada una es una en sí misma
absolutamente diferente a la otra y no hacen serie, ésta es la idea. La marca
como tal que está fechada acá diacríticamente es una cadena pero que todavía no
hace serie. Una serie significa ya otra cosa, que diga 1, 2, 3, 4... nombrarlas,
numerarlas, etc.
Clase: Pero podría pensarse que cada una de las marcas es
diferente a las otras porque se refieren... o sea por la cadena significante,
digamos, por las cuales se han relacionado cada una.
Lito: Uno podría decir, fíjate, va más allá todavía, que
introduce la diferencia en lo real casi. Uno podría decirlo así, porque si yo
en vez de poner la caza pongo ovejitas para contar, y digo, cada una de estas
marcas es una ovejita, cada vez que meto las ovejitas en el corral y miro cada
marca, tiene que haber una ovejita por cada marca. Y al final si entraron todas
las ovejitas, a cada una le correspondía una marca. Estas marcas que él
introduce, es cierto, es una diferencia entre las ovejitas, pero cada una de
estas marcas es una diferencia, porque una es de una ovejita, otra de otra
ovejita, pero es una diferencia.
Clase: No sé si queda más claro con eso.
Lito: Sí, pero lo que pasa es que tenemos que avanzar, porque
ese tema es exactamente el concepto de rasgo
unario. Y hay ahí dos conceptos en juego que son: la relación entre la marca y el objeto. La demostración de Lacan es que cada una de estas marcas en
tanto relacionada con un objeto produce un efecto de pérdida del objeto pero
una retención de la duplicidad de la marca. Lo uno, lo que vale, lo que le
queda a la marca del objeto es cada marca que tiene el valor de uno, de unidad.
Pero es una unidad marcada por la diferencia, no es una unidad de la totalidad,
eso se lee claro porque cada una representa una ovejita ¿no?
Clase: ¿En ese sentido la serialidad sería anterior?
Lito: Un paso anterior. Y el ejemplo famoso de Juan, Pablo
y yo, tengo tres hermanos muestra que para constituirse la serialidad es
necesario un paso más que una marca, es la introducción del sujeto. Hasta que
no se introduce el sujeto no hay serie.
Clase: ¿Hasta ahí teníamos la mirada del otro nada más, en
la serie habría la introducción del sujeto?
Lito: Y sí, por lo menos constitución del sujeto. Es un
tema que hay que darle vueltas y preguntárselo, porque no es fácil. A mí la
primera vez que leí diferencia absoluta me pareció que era una locura decir
“diferencia absoluta”, la diferencia que se piensa es de una con otra, ¿cómo va
a ser diferencia absoluta? ¿Dónde está lo absoluto de la diferencia?
Clase: Es lo que Saussure llama “pura diferencia”.
Lito: Es lo que Saussure y Lacan piensan con el principio
diacrítico de Saussure, que es una pura diferencia. Es interesante, es cierto, tan
pura es esa diferencia que ninguna otra diferencia es posible de ser pensada si
no es partiendo de esa. Lo que pasa que no es algo observable, no, es algo que
es un esfuerzo de construcción lógica. Me gustaría que sigan cuestionando todo
esto, porque cuanto más lo cuestionemos más nos vamos a acercar al concepto de diferencia absoluta, que es el primer
paso para poder entrar en el concepto de significante a-semántico, del nombre
propio, el concepto de letra, de rasgo unario.
Clase: Es justamente la dificultad que tiene aprehenderlo.
Lito: Estamos de acuerdo que podrían ser absolutamente
iguales cada una de estas marquitas y sin embargo en la relación con la
experiencia, llamémosla así, cada una de estas marquitas toma un rasgo
diferencial, es una. Claro que nosotros estamos muy metidos en la serie.
Clase: Claro, es difícil atraparlo antes.
Lito: Antes, y hay que pensarlo como si uno no está en la
serie, imaginarse que es un hombre de la prehistoria y que sale a cazar y la
única forma de registrar eso para no olvidarse es hacer una marca, tiene un
valor libidinal, es lo que hacía Sade. Sade hacía marca con cada una de sus
experiencias. Seguimos un poco más en el texto.
(Cita)
“Dada
la diacronía de derecho por donde reencontramos la estructura, asimismo la
sincronía no es decirlo todo, lejos de ahí, implica la simultaneidad virtual en
cierto sujeto supuesto del código, pues es volver a encontrar aquello de lo que
la última vez encontraba, hay para nosotros una entidad insostenible.
Quiero
decir entonces que no podemos contentarnos de ninguna manera con recurrir a
esto, pues no es más una de las formas de lo que denunciaba al final de mi
discurso de la última vez bajo el nombre de Sujeto supuesto Saber. He ahí por
qué comienzo de esta manera este año mi introducción a la cuestión de la
identificación. Se trata de partir de la dificultad misma, aquella que nos es
propuesta por el hecho mismo de nuestra experiencia, de donde ella parte, de
eso a partir de lo cual nos es necesario articularla, teorizarla. Es que no
podemos en modo alguno, ni siquiera como aproximación, promesa de futuro,
referirnos como Hegel lo hace, a alguna terminación posible. Justamente, porque
no tenemos ningún derecho de plantearla como posible del sujeto en algún saber
absoluto.
Este
Sujeto supuesto Saber tenemos que aprender a prescindir de él en todo momento. No
podemos recurrir a él en ningún momento, esto está excluido por una experiencia
que tenemos ya desde el seminario sobre el deseo y sobre la interpretación -primer
trimestre publicado- es muy precisamente lo que me ha parecido en todo caso, no
poder ser suspendido de esta publicación, pues está ahí el término de toda una
fase de esta enseñanza que hemos hecho y es: que ese sujeto que es el nuestro,
este sujeto que me gustaría hoy interrogar para ustedes a propósito de la
demarcación cartesiana, es el mismo que en ese primer trimestre les he dicho no
podemos aproximarlo más allá que lo hecho en ese sueño ejemplar que lo articula
entero en torno a la frase “él no sabía que estaba muerto”.
Lito: Una clave, lo primero que tenemos que ver es la
oposición de Lacan a la salida cartesiana, por el lado de suponerle un sujeto
al saber. Eso no es todavía el sujeto supuesto saber como lo va a definir Lacan
más adelante en el Seminario XI, pero lo que empieza a situar es que esa teoría
del S.s.S significa que no va a haber un sujeto acabado en sí mismo en relación
al saber absoluto hegeliano, nosotros nos vamos a apartar absolutamente de
esto. Y la noción de sujeto tal cual como es planteada en el cogito cartesiano
nos deja en el mismo lugar de “él no sabía que estaba muerto”, porque para que
él sepa que estaba muerto -es absolutamente imposible- faltaría el significante
que signifique la muerte. O sea, que yo una vez muerto pueda saberme muerto,
cosa que es imposible.
Clase: ¿No va a poder decidirse?
Lito: Pero esa identificación que lo constituye nunca
alcanza a que el sujeto sea un uno totalizado puede ser 1, 1, 1, 1, 1 pero
nunca 1 que abarque a todos los unos. Eso lo muestra Borges por ejemplo cuando
le preguntaban: Pero maestro usted según quién le pregunte es lo que contesta,
usted contesta cosas diferentes. Entonces él dice: yo respondo según quién me
pregunta. Claro, Borges había alcanzado este punto de que él se sabía que era
uno, uno, uno, uno; pero sabía que no podía ser uno que fuera todo. Y en los
cuentos borgeanos esto lo podemos encontrar mucho. El famoso encuentro con el otro,
¿cómo se llama ese cuento donde él se encuentra con el hijo de joven? El otro, ¿el
Otro con mayúscula? En ese cuento está jugado siempre este tema: uno, uno, uno,
que es el uno que no alcanza a ser un uno que hace un todo.
jueves, 23 de mayo de 2013
miércoles, 22 de mayo de 2013
La identificación (Parte I)
Clase del
30/06/99
Lito Matusevich
Voy
a trabajar la identificación de dos maneras distintas: la identificación de y la identificación con. Vamos a ver que Lacan, en relación
a lo imaginario, dirá identificación con la imagen. Entonces con ese con voy a recorrer toda la primera
parte de la identificación. Uno podría decir: identificación con una imagen,
con un objeto, con un significante
del Otro, y tendríamos todo lo que es del orden de la identificación hasta “El informe de Daniel Lagache” incluido.
Entonces, vuelvo a decir, la identificación con, y ese con puede tomar
distintos valores. En el estadio del espejo como
una identificación imaginaria, con la imagen del otro, a nivel del ideal
del yo, es una identificación con un significante del Otro.
Lacan
no va a hablar de la identificación con sino
de la
identificación de. Y ese de pareciera que
no nos remite a algo preestablecido sino más bien que nos al material con que
las identificaciones están hechas, como la tela, la textura de las
identificaciones, es la Teoría
del significante. Por eso dice “identificación de significantes”, las
identificaciones hechas, moldeadas, constituidas a partir del significante.
Si ustedes recuerdan lo que habíamos
leído de Saussure, eso es absolutamente coherente con lo que este dice de la
metáfora del ajedrez, o el tren de las 10:15’ , son las identificaciones tomadas como
identidades, pero como entes puramente lingüísticos, producidos por el
significante mismo. Ahí hay entonces una variación. Siempre teníamos esta
cuestión y decíamos: están los significantes del Otro y el sujeto se
identifican ellos. Ahora esos significantes son la tela que permite la
aparición de la identificación. Vamos a seguir con el texto:
(Cita del seminario de La Identificación)
“En
realidad en el Curso de Lingüística
Saussure se esfuerza por estrechar la función del significante, y ustedes verán
–lo digo entre paréntesis– que todos sus esfuerzos no han impedido finalmente
dejar la puerta abierta a lo que llamaré menos diferencias de interpretación
que verdaderas divergencias en la explotación posible de lo que ha abierto con
esta distinción tan esencial de significante y significado. Y sí podría tocar
incidentalmente para ustedes, para que al menos situaran ahí la existencia, la
diferencia que hay entre tal o cual escuela, la de Praga, a la cual Jakobson –al
que me refiero tan a menudo–, pertenece, la de Copenhague, a la cual Hjemslev
ha dado su orientación bajo un título que no he aún nunca evocado ante ustedes:
“De la glosemática”. Ustedes verán, es casi fatal que me vea llevado a volver a
esto ya que no podemos dar un paso sin tratar de profundizar esta función del
significante, y en consecuencia, su relación al signo.”
Lito: Voy a tomar tres cosas de ese fragmento. En realidad
la teoría de Saussure es la teoría del signo, no es la teoría del significante.
La teoría del significante es la teoría de Lacan. Es cierto que se desprende a
partir de los trabajos de Jakobson. El texto precursor es Instancia de la letra, pero podemos decir que la teoría del
significante es el entrecruzamiento entre el discurso lingüístico y el discurso
psicoanalítico, y es ahí donde progresa esta teoría del significante de Lacan.
Y él acá sitúa que nos va a llevar el estudio de las identificaciones al
intentar precisar la diferencia entre significante y signo, que es lo que ha
sido dejado de lado en La instancia de la
letra, había sido borrado, y tiene una nueva entrada ahora en la obra de
Lacan. Entonces las consecuencias de esto son muy importantes, porque ustedes
van a ver que este concepto del signo, tal cual como es acá introducido, es
retomado muchas veces más adelante en la obra de Lacan, esta teoría no la toma
ni de Jakobson ni de Saussure, la toma de Peirce. Toma una definición del
signo, que es la definición que él va a desarrollar, porque van a ver que él
quiere alejarse un poco de esta función del significante, que es la pasión por
significar, y quiere hablar un poco de un significante que llama a veces a
semántico, a veces un S1, a veces una letra, también a veces lo va a llamar
signo. Por ejemplo en Introducción a los
escritos alemanes, que es un texto tardío de Lacan, ahí va a empezar a
hablar mucho de signo.
Pero
acá lo importante es empezar a ver la diferencia entre significante y signo. Sigamos:
(Cita)
“De
todas maneras ustedes deben saber de aquí en más –pienso que incluso aquellos
de entre ustedes que han podido creer hasta reprochármelo que repetía a
Jakobson–, que de hecho, la posición que tomo aquí se le adelanta en fecha en
relación a la de Jakobson en lo que concierne a la primacía que otorgo a la
función del significante en toda realización digamos, del sujeto.”
Lito: Otro tema que va a empezar a desarrollar en el
capítulo siguiente y la terminología de Lacan es ahí casi progresiva –acá habla
de realización del sujeto– pero más adelante lo que va a estar en
juego es el sujeto como efecto.
(Cita)
“El
pasaje de Saussure, al cual hago alusión, hacía alusión hace un rato –no lo
privilegio sino por su valor de imagen– es el mismo en el que intento
mostrarles cuál es la suerte de identidad propia del significante, tomando el
ejemplo del expreso de las 10:15’ .
El expreso de las 10:15’
es algo perfectamente definido en su identidad: es el expreso de las 10:15’ , a pesar de que
manifiestamente los diferentes expresos de las 10:15’ que se suceden siempre
idénticos cada día, no tienen absolutamente ni en su material, ni aún en la
composición de su cadena, sino elementos, aún una estructura real diferente”.
Lito: Hay algunas cuestiones complejas porque Lacan acá
utiliza el concepto de identidad que
es lo que usa Saussure, pero nos genera un problema pensarlo así. Por eso creo
que más bien ahí no hay que hablar de identidad sino de identificación, que es
la crítica al concepto de identidad mismo que introduce Lacan en el capítulo
anterior. Y cómo la cadena significante, que él había estudiado con Jakobson,
lo que lleva es a la indeterminación del sujeto, el sujeto no puede colapsarse
en ninguna identidad, solamente puede construir identificaciones en tanto
efecto de una cadena significante, porque esta cadena significante lo que
genera son estos entes extraños que tienen una lógica para trabajar. Yo en
algún momento lo trabajé, busqué en mis notas y encontré que intencional, en
lógica, es algo que se llama objeto intencional, y que tiene que ver con todos
estos objetos creados a nivel de la cadena lógica, como el expreso de las 10:15’ .
Me
parece que en esa frase lo importante es sostener la diferencia al concepto de
identidad. No se trata de –porque no es siempre el mismo tren– la mismidad, es
una mismidad en la diferencia, no es una mismidad en absoluto, de uno igual a
otro.
¿Saben
por qué este punto es esencial? En este punto, que marca en última instancia el
ser como lo vamos a ver un poquito más adelante, veremos el problema mismo que
se genera en el concepto de identidad y que está dado por la definición misma
del significante, en tanto el significante es diacrítico, o sea, que es una
diferencia, no podría haber ningún significante que se signifique a sí mismo. Y
fíjense, esto es exactamente lo que introduce a nivel lógico todas las
paradojas. Las paradojas que se producen cada vez que uno quiere significar a
un significante para alcanzar un sí mismo, eso es imposible, y se la llamó
autorreferencia.
Por
eso me parece este punto esencial, aunque ya vemos que hay dos cosas que se han
seguido mucho en la enseñanza de Lacan: una es el punto de la metáfora y la
metonimia, para llegar al tema del deseo, y al tema del síntoma, el síntoma
como metáfora y del lado del deseo la metonimia, que es lo que extrae de la
lingüística el psicoanálisis. Pero me parece que hay que hacer hincapié en este
otro punto que también es de la lingüística, el hecho mismo de que ese Otro que
es el Otro del significante, tiene un punto de inconsistente él mismo, y en ese
punto de inconsistencia la imposibilidad de significarse a sí mismo. Seguimos.
(Cita)
“Por
supuesto, lo que hay de verdadero en una afirmación semejante supone,
precisamente, en la constitución de un ser como el expreso de las 10:15’ , un fabuloso encadenamiento
de organización significante a entrar en lo real por intermedio de los seres
hablados.”
Lito: Me parece que es maravillosa esta frase, es decir,
si no habláramos no habría seres hablados, ¡es interesante! No son seres que
hablan sino estos seres hablados, hablados por esta cadena significante, es esa
misma cadena significante la que produce estos objetos maravillosos para nosotros
como el expreso de las 10:15’ .
¿Qué es el expreso de las 10:15’ ?
Ese ejemplo es superlativo en tanto se muestra que es un puro efecto de lo
simbólico. Nosotros no vamos a confundir “Ah, el tren de las 10:15’, entonces
es ese tren concreto al que nosotros nos subimos y todo lo demás, pero con el
tren de las 10:15’, lo que nos resulta difícil de reflexionar es que no depende
de la estructura del tren, podría ser de plástico, ¡de lo que sea!, de hierro,
a vapor, eléctrico, no importa, depende
de una cadena significante que es introducir un ser nuevo en lo real, es
maravilloso el ejemplo.
(Cita)
“Esto
tiene un valor de algún modo ejemplar para definir exactamente lo que quiero
decir cuando profiero de entrada lo que intentaré articular para ustedes: son
las leyes de la identificación en tanto identificación de significantes.”
Lito: Vuelve exactamente a lo mismo, es “de significantes” y es cierto que uno
puede hablar de identificación que no sea de significantes, no para el ser
humano pero sí para la etología, la cadena que encuentra de imágenes, que encuentra
Lorenz en el desencadenamiento de las conductas animales son identificaciones,
es el concepto mismo pero no son identificaciones de significantes, porque las
identificaciones de significantes lo que introducen es ser de aporía “el tren
de las 10:15’, o el sujeto barrado.
(Cita)
“Señalemos
aún, como un llamado, que para atenernos a una oposición que sea para ustedes
un soporte suficiente, lo que aquí se opone, aquello de lo que se distingue, lo
que requiere elaboremos su función, es que la identificación de quien por allí
se distancia, es de lo imaginario, aquella de la que hace tiempo intentaba
mostrarles el extremo en el último plano del estadio del espejo, en lo que
llamaré el efecto orgánico de la imagen del semejante, el efecto de asimilación
que aprehendemos en tal o cual punto de la historia natural, y el ejemplo con
que me complací en mostrar in Vitro bajo la forma de este pequeño insecto que
se llama el grillo peregrino, y del que ustedes saben la evolución, el
crecimiento, la aparición de eso que se llama el conjunto de las faeneras, de
aquello con lo que podemos verlo, en su forma depende de alguna manera de un
reencuentro que se produce en tal momento de su desarrollo, de los estadios, de
las fases de la transformación larvaria o, según le hayan aparecido o no, un
cierto número de rasgos de la imagen de su semejante, evolucionará o no, según
los casos, de acuerdo a la forma que se llama solitaria, o a la forma que se
llama gregaria.”
Lito: ¿Qué es lo que introduce entonces? Yo haría dos preguntas
acá: una, ¿a qué texto se está refiriendo? Se está refiriendo a un texto de él
mismo; y segundo: ¿qué cambio está introduciendo? Porque hay un cambio, él
plantea un cambio en relación al texto mismo de El estadio del espejo. La experiencia es la que decía antes, la
experiencia etológica. La experiencia etológica que está fijada a una
determinada forma, marcada por la especie del grillo que hace que en
determinado momento frente a esta imagen cambie de posición de gregario a
peregrino, que es la forma que puede adoptar el grillo. Lacan da un paso más, dice: a partir de esto, la
identificación es identificación de significante. Ahí voy a empezar a alejarme
de lo que yo había planteado: que la identificación en el hombre tiene un
aspecto imaginario. Acá esta entendido como especular, me parece imaginario en
el sentido ampliado. Ustedes saben que hay dos conceptos del término
imaginario, uno que es el imaginario especular, eso es El Estadio del espejo, y otro que es un imaginario ampliado, aquel
que se constituye -en la neurosis y en la perversión- a partir de la metáfora
paterna y que es todo el imaginario de la significación en tanto fálica o
delirante (la metáfora delirante también está dentro del terreno de lo
simbólico). Ahí se trata de dos imaginarios diferentes. Me parece que Lacan se aparta
del imaginario especular ese imaginario constituido en relación a la imagen, y
ahí mismo él va introduciendo el término éste de identificación de significantes. Veamos qué es la identificación
significante.
(Cita)
“No
sabemos en absoluto, no sabemos sino bastante pocas cosas de los escalones de
este circuito orgánico que acarrean tales efectos. Lo que sabemos es que está
experimentalmente asegurado. Ordenémoslo en la rúbrica general de los efectos
de la imagen de los que encontraremos todo tipo de formas en niveles muy
diferentes de la física y hasta en el mundo inanimado, ustedes lo saben, si
definimos la imagen como todo arreglo físico que tiene por resultado constituir
una concordancia biunívoca entre dos sistemas, en el nivel que sea. Es una forma....”
Lito: ¿Entienden eso? Es lo siguiente, él es muy astuto
porque está dando un salto, está estudiando la imagen no en su valor
imaginario, sino que le está dando otro valor, el valor nuevo: que toda imagen
está constituida en relación a un objeto. Y esa imagen sigue las leyes de las
relaciones biunívocas entre los puntos de la óptica. Es decir, supongamos que
este soy yo (dibuja en el pizarrón),
¿cuál sería la imagen? Mi imagen sería la que se va a constituir por la
proyección de cada uno de los puntos del contorno de mi cuerpo. Cada punto
tiene uno igual en el otro espacio. Entonces, si nosotros tenemos un cuerpo
real, para que se constituya una imagen es necesario una relación simbólica
punto a punto, la imagen está determinada por una cierta correlación simbólica.
Fíjense que lo imaginario empieza a ser nada más que un correlato de la
relación real-simbólica. En ese correlato de la relación Real-Simbólica, relación punto a punto, es donde aparece esta
dimensión que es la dimensión de la imagen. Vamos a detenernos un poquitito
para que esto sea comprendido, sino queda un poco así en el aire. Si volvemos a
tomar el esquema de El Estadio del espejo,
encontramos que Lacan va a poner ahora el acento en que esa experiencia de
imagen como formativa de una determinada conducta, esa
experiencia no se da sin la mirada del Otro. El chico antes de reírse gira su
cabeza y lo que necesita es que el Otro este allí para que se dé la
experiencia, y será a partir del Otro que el sujeto construirá su realidad,
como objetos intencionales.
Clase: ¿Ese es el nivel simbólico que posibilita que la
relación sea biunívoca?
Lito: Exactamente, pero ya la relación imaginaria no es de
la imagen en sí sino de la relación significante que es entre un real y un
simbólico que se supone que es una relación punto a punto, y la imagen ya está
construida por lo simbólico. Lo que la cierne en última instancia es la mirada
del Otro, es lo que la constituye. ¿Está claro? Entonces me parece que es un punto
importante porque es un cambio de perspectiva en la obra de Lacan en relación a
la definición misma de lo imaginario. Ahora tenemos un imaginario que depende
de lo simbólico, ya no es un imaginario autónomo. Fíjense que esto podría
hacernos revisar el esquema R, ¿se dan cuenta cuál es el esquema R? Ustedes lo
encuentran en De una cuestión preliminar.
Bueno, el esquema R es el esquema de la realidad, Lacan en esa época en que
todavía estaba bastante enganchado a lo imaginario definió en El estadio del espejo a la realidad del
sujeto situando aquello que la constituye, escribió a........a’, o sea, la relación especular.
El transitivismo infantil marca cómo
el hombre construye su mundo objetal a través del otro, y el conocimiento
también le viene del otro, por eso Lacan lo llamó conocimiento paranoico. Un
ejemplo es el chico que quiere los caramelos que tiene el amigo y cuando los
tiene ya no los quiere más, pero no es por caprichoso, es porque no lo ve más,
desaparece del mundo.
Resumiendo es esta la primera teoría
de Lacan de cómo nos constituimos un mundo. Y es claro que ponga ahí a........a’, en el esquema R, porque es a partir de esta relación y
de la simbolización que la realidad se va constituyendo.
Esas
letras (a; a’) aparecen tachadas, bajo el cuadrángulo de la realidad, pues la
relación especular queda significantizada.
El
cuadrante de la realidad está sostenido por dos triángulos, el simbólico
sostenido: tres significantes del Otro I ideal, M significante de la madre, P
nombre del padre; el otro, m (moi), φ significación fálica, i imagen especular.
Partiendo
del transitivismo y de lo especular fue lógico que lo que sostuviese la
realidad fuera la relación especular.
Pero
cuando podemos demostrar que nuestro mundo objetal está construido de esos
seres ficcionales, producto del encadenamiento significante (objetos intencionales).
Lo especular queda entonces tachado por la significación.
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